El Rey Felipe VI ha dedicado sus primeras palabras en el discurso de Navidad a la nación para la Isla de La Palma, cuya erupción volcánica «a todos nos ha llenado de tristeza. Nos sentimos muy cerca y sabéis que tenéis nuestra solidaridad». Su mensaje ha estado plagado de referencias al papel del constitucionalismo en la modernización de España. La pandemia de coronavirus, como no podía ser de otra forma, ha tenido un protagonismo destacado, y también la recuperación que ha de llegar a partir de los fondos europeos. Estos recursos, ha dicho el jefe del Estado, representan una «oportunidad histórica para modernizar nuestro país. De lo que hagamos o decidamos está en juego que podamos seguir progresando con las naciones más avanzadas».
Había cierta expectación por ver los comentarios del monarca sobre el rey emérito. Si bien es cierto que no lo ha mencionado expresamente, sí ha plasmado la responsabilidad y ejemplaridad que deben observar todos los servidores públicos. El Rey Felipe VI ha reconocido en su mensaje de Navidad que aunque la situación actual por la pandemia de COVID-19 dista mucho de la que había hace un año «el riesgo no ha desaparecido» y por tanto es necesaria la responsabilidad de todos para evitar «dar pasos atrás».
El coronavirus y sus consecuencias para los españoles ha ocupado buena parte del mensaje del monarca, quien ha querido tener palabras de recuerdo en primer lugar para las víctimas que ha dejado pero también para el esfuerzo realizado en estos casi dos años por el personal sanitario. «Les damos inmensas gracias, con todo nuestro apoyo y ánimo», ha afirmado. Un año después, ha destacado don Felipe, «la situación es diferente» en gran medida gracias a las vacunas, «al gran número de españoles que se han vacunado, así como al propio proceso de vacunación en nuestro país, del que podemos sentirnos especialmente satisfechos».
No obstante, la nueva variante ómicron demuestra que «el virus todavía tiene la capacidad de hacernos daño» y en estos momentos «se vuelve a transmitir muy rápidamente». Así pues, ha incidido, «el riesgo no ha desaparecido». «Por ello, debemos seguir teniendo cuidado, protegernos y actuar con la mayor responsabilidad individual y colectiva», ha defendido el Rey, reivindicando que «todos tenemos que hacer lo posible para no dar pasos atrás en esta crisis sanitaria que tanto sufrimiento ha causado».
La pandemia también ha tenido «consecuencias sociales, económicas y emocionales» para los españoles y aunque «la economía ha vuelto a crecer» y «la cifra de ocupados evoluciona a un ritmo realmente positivo», «ha aumentado el número de personas en situación de vulnerabilidad».
Precios de la energía
«Hoy en día existe preocupación en muchos hogares por la subida de los precios, el coste de la energía o por las dificultades para encontrar un empleo estable, especialmente para los jóvenes», ha reconocido. Por otra parte, la COVID-19 ha puesto de manifiesto la mayor dependencia de unos países con otros y la necesidad de «soluciones a nivel mundial para muchos de los desafíos que compartimos», empezando por la salud, «que exige una colaboración internacional más eficaz y más reforzada».
De otro lado, las nuevas tecnologías y el avance de la ciencia están influyendo en los modos de producción y de trabajo y «modificando muchos aspectos de nuestras vidas personales y en comunidad». Al mismo tiempo, ha añadido, «en ocasiones se ponen a prueba nuestras convicciones, nuestros valores o se ven afectados nuestros principios de organización social y de convivencia en libertad».
Los «tiempos tan complicados que vivimos», ha apuntado Don Felipe, «nos obligan a permanecer muy alerta en un escenario, sin duda, lleno de incertidumbre y de contrastes». Pero frente a esta situación ha dejado claro que dejarse «llevar por el pesimismo» o «caer en el conformismo» y esperar a que los problemas se resuelvan solos no es una opción. «Creo por el contrario que debemos reaccionar», ha defendido, apostando por «asumir las nuevas transformaciones», «tomar la iniciativa e ir por delante de los acontecimientos» y «adaptarnos rápidamente a los cambios» pero sin perder de vista «nuestros grandes objetivos y prioridades como país».
En opinión del Rey, «todos deseamos una sociedad avanzada en lo económico y social, con empleo estable y digno, y con un Estado del bienestar sólido», «que siga impulsando la igualdad entre hombres y mujeres» y que al mismo tiempo «sea puntera en tecnología», «esté en la vanguardia de la lucha contra el cambio climático y plenamente comprometida con la sostenibilidad de nuestro planeta». Todos estos desafíos, ha proseguido Don Felipe, suponen para España y otros países «una auténtica encrucijada» pero también una «oportunidad histórica» para «actualizar y modernizar nuestro país, manteniéndonos firmes en nuestros principios democráticos y en los valores que inspiran nuestra convivencia».
«En lo que hagamos o decidamos de ahora en adelante está en juego que podamos seguir progresando junto a las naciones más avanzadas o que perdamos el paso en nuestro camino», ha prevenido el monarca, que ha puesto en valor la importancia que en ese futuro tiene la Unión Europea y en particular los fondos europeos. «Es una ocasión única que no podemos desaprovechar», ha recalcado. El Rey ha concluido su mensaje con un reconocimiento para quienes están «velando por nuestra salud, por nuestra seguridad y tranquilidad, y garantizando los servicios públicos» y deseando a todos los españoles una feliz Navidad y Año Nuevo en su hombre, el de la Reina, la Princesa de Asturias y la infanta Sofía. Precisamente ha sido una fotografía de estas dos últimas en su primer acto en solitario sin los Reyes la que ha acompañado a Don Felipe en su discurso en la mesa situada a su derecha. En ella aparecen la Princesa Leonor y la infanta Sofía durante su visita a la Reserva de la Biosfera de Montejo de la Sierra (Madrid) junto a un grupo de jóvenes europeos.
En la escenografía empleada para esta ocasión, también ha habido dos libros 'Constituciones Españolas (1812/1978)' y 'Biblioteca Nacional de España, 300 años haciendo Historia', así como las banderas de España y la UE. Del lado izquierdo, el Rey tenía un árbol de Navidad y un misterio con el nacimiento del Niño Jesús, la Virgen María y San José, de la colección privada. En las paredes había colgadas dos pinturas de arte contemporáneo de la colección de Patrimonio Nacional obra de Sarah Grilo y Albert Ràfols-Casamada, mientras que en la sala también se podía apreciar otras fotografías familiares de distintos momentos así como del Rey interviniendo ante la ONU y ante el Parlamento Europeo.