El Consejo General de Farmacéuticos ha propuesto este lunes realizar una prueba piloto en las oficinas de farmacia para valorar el uso del cannabis con finalidad terapéutica, un producto que, a juicio del presidente de los farmacéuticos, podría tener un uso y unas condiciones de utilización similares a las que tienen otros compuestos como la morfina.
En la subcomisión que analiza en el Congreso el posible uso medicinal del cannabis en España han intervenido este lunes varios expertos, llamados a contribuir al debate planteado en torno al uso del cannabis con finalidad terapéutica, entre ellos el presidente del Consejo General de Farmacéuticos, Jesús Aguilar, y el de la Sociedad de Psiquiatría, Celso Arango, que ha alertado de los riesgos para la salud mental que conlleva su consumo.
Aguilar ha sugerido que «el cannabis debe tener unas condiciones de autorización y utilización similares» a las que operan en España con productos como la morfina y ha abierto la puerta a que, en un tiempo, las farmacias comunitarias -y no solo las hospitalarias- dispensen los productos a base de cannabioides que la Agencia del Medicamento pudiera autorizar.
Esas situaciones clínicas, ha dicho, podrían requerir tanto la venta del producto ya terminado como la de la formulación magistral, que implica la manipulación de la planta por parte de los farmacéuticos. El máximo representante de los farmacéuticos españoles ha planteado llevar a cabo una prueba piloto en farmacias para valorar el uso del cannabis con finalidad terapéutica que sirva para recopilar datos sobre la eficacia y seguridad del uso de los productos derivados del cannabis.
«Todo bajo una estricta supervisión de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios», ha puntualizado Aguilar, que considera que dicho estudio permitiría determinar si se puede admitir el uso medicinal de productos derivados del cannabis y en qué condiciones, así como los riesgos de un mal uso.
«Consideramos es el momento de actuar con el apropiado rigor científico, técnico y sanitario para dar una respuesta al interés y la demanda del uso del cannabis para el tratamiento de ciertos síntomas de diferentes patologías, una respuesta en la que -insistimos- debe primar la seguridad y la protección de la salud de los pacientes», ha explicado. Jesús Aguirre ha denunciado asimismo el «mercado irregular» que se está generando con productos que no son medicamentos y que están posicionándose en el mercado y que generan «un claro engaño a los ciudadanos» y ponen en riesgo su salud.
En el mismo foro ha intervenido Celso Arango, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, que ha pedido acotar al máximo el número de pacientes a los que se pueda administrar cannabis y que se tenga en cuenta el riesgo de sufrir trastornos psicóticos, especialmente en la población de menor edad. «Hay una relación entre el consumo de cannabis y la depresión, los trastornos de ansiedad, el suicidio, la asistencia a urgencias psiquiátricas o la disminución del cociente intelectual», ha asegurado Celso Arango, que ha mostrado a los parlamentarios datos sobre el deterioro de la salud mental en los lugares en que se ha legalizado el consumo de cannabis.
No obstante, Arango ha reconocido que todos los medicamentos tienen contraindicaciones y que corresponde a las agencias reguladoras determinar cuáles son las indicaciones de cada producto. «En algunos casos vale más el beneficio que el efecto secundario (...) y en otros casos no vale la pena tomarse fármaco porque iba a hacer a uno más daño que bien», ha apuntado. Según el criterio de este psiquiatra, una autorización del uso medicinal de la marihuana conllevará «el aumento de incidencia de trastornos mentales como factor de conmutador de riesgo» si eso repercute en un aumento de las personas que tienen acceso al producto.