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Investigan un brote de botulismo asciado al consumo de una tortilla de patatas envasada

Los expertos recuerdan la importancia de preservar los alimentos para prevenir el botulismo

La tortilla de patatas habría sido la causante de la alerta alimentaria | R.L.

| Palma |

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) está investigando un brote de botulismo asociado al consumo de la tortilla de patatas envasada de la marca Palacios. Sin que todavía está claro dónde o cómo se ha contaminado este alimento, los expertos advierten al consumidor de la importancia de preservar bien los productos antes de ser consumidos.

Margalida Buades, jefa del servicio Seguridad Alimentaria de la Conselleria de Salut, explica que aunque en Balears no se ha notificado ningún caso es importante prevenir la contaminación de alimentos. La bacteria Clostridium, causante de la patología, «es de género anaeróbica y en ausencia de oxígeno producen toxinas», indica. «Generalmente se encuentra en las conservas caseras, por ejemplo de judías que, por lo que sea no se le ha dado el calor suficiente (un baño maría) para matar a la bacteria, las esporas que eclosionan».

En esta ocasión se sabe que hay siete personas afectadas (cuatro casos confirmados y tres probables) en el ámbito nacional que habrían consumido una tortilla envasada «todas ellas procedentes de la misma planta de fabricación, motivo por el que la planta ha retirado todos los productos y ahora se pide al consumidor que las devuelva», añade la especialista.

Sin embargo, tras las pertinentes investigaciones la fábrica no ha encuentrado fallos, «ni en el producto ni en el proceso», por lo que las sospechas se centran en el transporte. En este sentido Buades aconseja al consumidor que siga las indicaciones de la fecha de consumo y de caducidad. «La hipótesis es que el alimento tuviera más toxina de lo que toca y le haya afectado las altas temperaturas». Y es que, el calor hace que se reproduzca más, «esto no es como la salmonela, es una contaminación ambiental».

Las consecuencias son el botulismo que se produce entre las 12 y 36 horas posteriores de comer un producto contaminado. «Los síntomas son inespecíficos: vómitos, diarrea... Pero lo importante es el signo más típico: una visión borrosa acompañada de debilidad y abstemia», añade Margalida Buades. A diferencia de un golpe de calor, el botulismo «da lugar a una parálisis flácida del tejido muscular de la parte superior del organismo, con dificultad de tragar o respirar», incide. Cada año, en Balears se declaran entre 10 y 15 casos de una patología que, aunque en raras ocasiones, puede llegar a ser mortal.

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