La Policía Nacional ha desmantelado la 'oficina' del Cártel de Jalisco Nueva Generación -CJNG- en España en una operación con 20 detenidos que comenzó al detectar la introducción de cocaína oculta en maquinaria industrial de gran tonelaje, aprovechando el entramado empresarial de uno de los principales objetivos españoles al servicio de la organización criminal.
Este empresario español resultó ser "clave" en el entramado de blanqueo de la organización criminal originaria de México, a la que se ha intervenido 70 kilos de plata entre lingotes y monedas. "No es habitual recurrir a la plata para el blanqueo, es una cantidad que no habíamos visto antes en España", han asegurado en una rueda de prensa los comisarios Alberto Morales, de Udyco Central, y Roberto González, de la Jefatura Superior de Policía de Madrid.
Se trata de una operación conjunta con la DEA estadounidense y con autoridades policiales de Países Bajos, dirigida por el Juzgado Central de Instrucción Número 2 de la Audiencia Nacional y por la Fiscalía Especial Antidroga.
MÁS DE 1.800 KILOS DE COCAÍNA Y 375 DE ANFETAMINA
El operativo ha permitido intervenir 1.870 kilos de cocaína, 375 kilos de anfetamina, 275.000 euros en efectivo, criptomonedas por valor de 15.000 USDT, tres armas cortas de fuego, 15 vehículos y 14 kilos de plata, según el balance de la Policía Nacional.
De los 20 detenidos —mexicanos, colombianos, españoles e italianos—, 15 han ingresado en prisión, entre los que se encuentran algunos objetivos prioritarios de la DEA desde hace años, así como miembros de la Camorra italiana que se dedicaban a la distribución internacional; también el empresario español.
Los responsables de la Udyco han destacado dos detenidos de alto valor: la mano derecha del narcotraficante italiano Raffaele Imperiale y un ciudadano colombiano buscado por las autoridades estadounidenses. "Pensamos que se ha conseguido frustrar la entrada de una nueva vía de droga del Cártel de Jalisco", han señalado.
FINCAS EN ÁVILA, MADRID Y TOLEDO
La organización, apoyada en otras estructuras criminales asentadas en España, había reactivado su operativa ante la llegada de un cargamento de droga, oculta en maquinaria industrial de gran tonelaje, incorporando nuevos miembros mexicanos enviados expresamente por el cártel.
Los responsables de Udyco han explicado que la droga llegaba a Europa oculta en contenedores a través de los puertos de Oporto (Portugal) y Rotterdam (Países Bajos), desde donde luego era distribuida a diferentes países europeos.
La distribución en España era coordinada desde una nave en una finca próxima a La Adrada (Ávila), contando con otras por la sierra de Madrid y con ramificaciones en Bilbao y Valencia, para lo que empleaban vehículos con compartimentos ocultos.
Para el transporte internacional, la organización contaba con otras fincas en Talavera de la Reina (Toledo) donde se recepcionaba y enviaba la maquinaria industrial con estupefaciente oculto, con rumbo a Italia. El pasado mes de septiembre se detectó un primer envío de cocaína hacia Italia a través de un capo de la Camorra napolitana perteneciente al clan Amato-Pagano.
Posteriormente, a preguntas de los medios, la delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, Milagros Tolón, ha dado la enhorabuena tanto a la Policía Nacional como a la Guardia Civil por trabajar "coordinada y conjuntamente" en la detención de estas personas.
Asimismo, se ha mostrado "muy contenta" de que esta nueva operación se haya sacado adelante y ha destacado que "en muy pocas semanas" ha habido un "exitoso número de operaciones contra el crimen" en la región.
SANTERÍA DE MIEMBROS DEL GRUPO
La fase operativa de la investigación se llevó a cabo en dos fases, una dirigida a las detenciones del núcleo de operaciones y la segunda contra los puntos clave de distribución en las provincias de Valencia y País Vasco.
En el momento de la explotación, y de forma coordinada con las autoridades de Países Bajos, se interceptó un cargamento procedente de Costa Rica con estupefaciente oculto en la maquinaria industrial de un contenedor marítimo.
La organización contaba con fuertes medidas de seguridad como circuito cerrado de TV o rotaciones de los empleados cada tres o cuatro meses. A uno de los detenidos, un ciudadano colombiano, se le intervino una libreta con ritos de santería y llevaba un gorro que, por superstición, decía que no se lo podía quitar en un año.