El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha señalado que José Luis Ábalos era para él «un gran desconocido» en el ámbito personal, pese a haber sido uno de sus colaboradores más cercanos, y ha afirmado que son falsas las acusaciones que el exministro ha lanzado en los últimos días.
Sánchez ha descartado presentar una querella por esas declaraciones —realizadas antes de que Ábalos ingresara en prisión—, en las que lo vinculaba con un encuentro junto a Arnaldo Otegi y apuntaba a Begoña Gómez en el rescate de Air Europa.
En entrevistas a Rac1 y RTVE, el presidente ha afirmado que las afirmaciones de Ábalos son «mentiras» y que ni el Gobierno ni el PSOE aceptarán «amenazas ni chantajes». Ha explicado que no acudirá a los tribunales para evitar «una espiral de querellas».
Sánchez ha reconocido haber depositado confianza política en Ábalos cuando lo nombró número tres del PSOE en 2017 y posteriormente ministro, pero sostiene que desconocía aspectos de su vida privada. Ha defendido que actuó con contundencia ante las sospechas de corrupción y que no hubo connivencia, a diferencia —ha dicho— de gobiernos anteriores.
Ha indicado que ya asumió responsabilidades «extirpando la corrupción» y que ahora corresponde a los tribunales resolver los casos abiertos. También ha evitado pronunciarse sobre si dimitiría en caso de ser imputado, afirmando que no puede hablar de hipótesis y que no existe indicio alguno de financiación ilegal del PSOE en los procedimientos judiciales en curso.
Por último, ha acusado a la oposición de intentar apartarlo por la vía judicial, motivada —según él— por la «frustración» de dirigentes del PP como Alberto Núñez Feijóo o Isabel Díaz Ayuso, y enmarcó la situación en el avance internacional de la ultraderecha, que busca «destruir al adversario» y quebrar la convivencia.
solo espero que cuando acabe el sanchismo el perturbado se tenga que ir de España por voluntad propia.