La vitamina C o la A son algunas de las más conocidas entre la sociedad, pero hay muchas más como la vitamina K que son importantes para nuestro cuerpo. Esta última nos ayuda en la coagulación de la sangre y la salud ósea, además de ser indispensable para tener un envejecimiento saludable.
Expertos como Pablo García de Frutos, Director del Grupo de Hemostasia e Inmunidad del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona, o el National Institutes of Health (NIH) del Gobierno de los Estados Unidos, afirman que se trata de un micronutriente clave.
La vitamina K modifica aminoácidos que componen proteínas, como la protombina, que regula la coagulación sanguínea. Además, esto ayuda a que se cree ácido gamma-carboxiglutámico, que atrapa iones de calcio otorgando funciones a estas proteínas.
Según detallan en 20 minutos, en los años 90, se descubrió una nueva proteína dependiente de vitamina K, GAS6, similar a las proteínas de coagulación. Esta proteína y su compañera, la proteína S, desempeñan un papel vital en la ayuda a las células del sistema inmunológico a recuperar tejidos dañados. Su mecanismo de acción radica en regular la inflamación, ayudando a eliminar células en proceso de muerte irreversible y a regenerar nuevas células.
Por otra parte, esta vitamina gana importancia con la edad, ya que nos ayuda a tener un envejecimiento saludable y diversos científicos afirman que su ingesta es positiva sobre todo en personas mayores, ya que ayuda a reforzar los sistemas de reparación de tejidos.
Esta vitamina puede encontrarse en hortalizas de hojas verdes, aceites vegetales, frutas y productos de origen animal. Las espinacas, la col rizada, las acelgas, el brócoli, la coliflor, el repollo, las coles de Bruselas, el aceite de oliva o la yema del huevo, son algunos de los alimentos de donde podemos obtenerla.