El jefe del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Universitario del Sureste de Madrid y cirujano en el Hospital Quirón San Camilo de Madrid, Alfredo Alonso, ha recordado que la alimentación se debe cuidar desde la infancia para así poder evitar casos de obesidad en el futuro.
«Los pediatras tienen que concienciar a esas madres y a esos padres a los que les parece bien que su hijo sea un niño gordito, el cual es un obeso potencial», ha agregado el experto.
En este sentido, ha destacado que la obesidad es un «gravísimo problema» que, en el siglo XXI, empieza a afectar, incluso, a la edad pediátrica. «Ese niño gordito, obeso, no es bonito. Es un niño que se va a convertir en un obeso mórbido», ha añadido el experto.
Así, ha asegurado que «los adipocitos se reproducen hasta la adolescencia y, cuantos más se tengan en el cuerpo, más tendencia se va a tener a la obesidad».
En los resultados de la investigación sobre obesidad infantil y adolescente ‘Prevalencia de obesidad', de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) se señala que, en 2020, uno de cada tres menores de entre 2 y 17 años en España tenía exceso de peso, y uno de cada diez obesidad. La prevalencia de obesidad severa alcanza al 2,1 por ciento de las niñas, niños y adolescentes españoles.
La prevalencia de todos los indicadores de exceso de peso, definido a partir de los estándares basados en las tablas de referencia de crecimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es mayor en los niños (33,7%) que en las niñas (26%).
En cualquier caso, si bien tampoco es saludable irnos al extremo de obsesionarnos por comer bien, sí es importante que intentemos evitar en la medida de lo posible los ultraprocesados. Según la OCU, estos últimos son aquellos que han sido «sometidos a tratamientos industriales tan intensivos y con tantos aditivos que los ingredientes originales apenas se reconocen».
Algunos ejemplos son la bollería industrial, ciertos embutidos, las galletas, las sopas instantáneas, las margarinas, los snacks o los platos preparados, como pizzas o lasañas, entre otros muchos. En estos últimos casos, en lugar de comprarlas en el supermercado, conviene prepararlas en casa siempre que sea posible, pues serán, sin duda, mucho más saludables.Por eso debemos procurar, en la medida de lo posible, ofrecer a nuestra familia los que sean frescos o mínimamente procesados.
Entre ellos podemos distinguir dos grandes tipos:
1. Los de origen vegetal: frutas, verduras, tubérculos, legumbres, frutos secos y semillas.
2. Los de origen animal: pescados, mariscos, carnes y aves, huevos y leche, entre otros.
Para que puedan considerarse como no procesados, no deben contener otras sustancias añadidas, como sal, azúcar, grasas, edulcorantes o aditivos de ninguna clase.