¿Cuántas veces has repasado la lista de tareas pendientes en voz alta? ¿Y cuántas has hablado en voz alta estando solo para resolver algún conflicto? Se trata de un hábito muy común entre la población y, aunque en la edad adulta se pueda percibir como un problema, lo cierto es que no tiene por qué ser nada malo.
"Tradicionalmente hemos percibido el hecho de que en muchas ocasiones los niños hablen solos como algo natural. Sin embargo, cuando esta costumbre se extiende hasta la edad adulta empezamos a percibirlo como algo extraño o patológico", destaca la psicóloga sanitaria, Isabel Rovira, en un artículo publicado en Psicología y Mente.
Esta tendencia a hablar solos durante la infancia se conoce como 'habla privada' y se basa en "la expresión oral de nuestros pensamientos", por lo que resulta ser un hábito beneficioso para el desarrollo cognitivo.
En el caso de las peronas adultas, este hábito puede volver a aparecer en "aquellas ocasiones en que debemos hacer frente a problemas o experiencias del entorno que nos resultan muy desafiantes" y es una técnica efectiva "a la hora de desarrollar nuevas competencias y capacidades", añade la experta.
A nivel general, el diálogo interno es un mecanismo que resulta útil para aprender y puede aportar herramientas para resolver algún tipo de conflicto.
En este sentido, un estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan y la Universidad Estatal de Michigan evidenció que hablar en voz alta puede ser beneficioso para el bienestar emocional.
La investigación, publicada en Scientific Reports, sugiere que hablar en voz alta en tercera persona puede servir para aliviar el estrés y controlar las emociones. Los investigadores destacan que hacerlo en tercera persona puede ayudar a mantener un distanciamiento de los problemas y tener así otra perspectiva para analizar las emociones.
Pero, ¿qué beneficios tiene hablar en voz alta sin nadie alrededor? La psicóloga Isabel Rovira recoge algunas de las habilidades que podrían potenciarse como, por ejemplo, la memoria.
"Son muchos los estudios acerca de los procesos de memoria que apuntan hacia la idea de que hablar en voz alta mientras estudiamos o el habla autodirigida expresada mientras realizamos una tarea mejoran la memorización y el asentamiento de recuerdos", indica.
Por otro lado, puede ayudar a reflexionar de una manera más consciente para revolver algún tipo de problema y, por tanto, a «clarificar nuestras metas y fortalecer el recuerdo» de las mismas. Además, favorece la creatividad, la organización de los pensamientos, la toma de decisiones al observar los problemas con perspectiva y puede contribuir a disminuir los niveles de ansiedad y estrés.