Con la llegada de las lluvias, el paraguas vuelve a convertirse en un accesorio tan habitual como imprescindible. Su funcionamiento casi se da por hecho, pero lo cierto es que pocas veces pensamos que cada pieza ha sido diseñada para cumplir una función concreta.
Una de ellas es la punta metálica que lo corona, conocida formalmente como contera. Aunque pueda parecer un elemento secundario, esta pieza cumple una función clave en la durabilidad, la seguridad y la eficacia del paraguas.
La contera actúa como refuerzo estructural, ya que sirve de anclaje para las varillas y evita que el armazón se deforme con el viento o el uso continuado. También tiene un papel técnico clave: al abrirse el paraguas, ayuda a repartir la tensión de la tela de manera uniforme, lo que previene desgarros y garantiza que la superficie se mantenga tensa y realmente impermeable.
Mucho más que un detalle estético
Además de reforzar la estructura, la contera cumple una función práctica en el día a día: permite apoyar el paraguas en vertical sin que se deslice y, gracias a su forma puntiaguda, ayuda a que el agua escurra con facilidad en lugar de acumularse. En los modelos más largos y robustos, incluso puede servir como apoyo momentáneo a modo de bastón. A todo ello se suma su papel estético, ya que aporta un acabado elegante al diseño clásico del paraguas.
Esa misma forma puntiaguda, sin embargo, obliga a extremar las precauciones en espacios concurridos para evitar pequeños accidentes. Por eso, además de usarlos con cuidado, conviene fijarse en los materiales con los que están fabricadas estas piezas. Lo más habitual es encontrar conteras de acero, zamak o latón, metales que resisten bien la fricción y la humedad, aunque también existen versiones en goma o PVC reforzado que combinan la solidez del metal con la adherencia de los polímeros.
Sea cual sea el material, es recomendable revisar periódicamente su estado. El desgaste excesivo puede comprometer tanto la seguridad como la comodidad de uso, de modo que sustituir la contera a tiempo es una forma sencilla de prolongar la vida útil del paraguas y garantizar que cumpla su función cuando más se necesita.