Cuando este jueves celebremos el Día Mundial del Agua, todos podremos ver y leer artículos y reportajes especiales realizados por los medios de comunicación sobre este recurso único e indispensable para nuestra vida. Aprenderemos que de toda el agua del planeta, tan solo un 4% es dulce, y de ésta, la mayor parte se encuentra congelada en los casquetes polares y solo un escaso 1% es para consumo humano. Conoceremos la importancia que tiene para la salud, como fuente de vida, y como recurso económico e industrial. Sabremos de su relevancia geopolítica, con docenas de países compartiendo cuenca hidrográfica o con el acceso al agua como punto primordial de los acuerdos de paz entre el estado hebreo y sus vecinos.
Pero también deberíamos conocer que la consideración del agua como recurso renovable ha dejado de ser tal pues la mala gestión y sobre todo, la contaminación, lo hacen imposible. Por lo tanto, ya no podemos decir que es un recurso que nos acompañará siempre. Y aunque también pueda deberse a fenómenos naturales como p.ej. las cenizas de un volcán, debe quedar claro que la mayor parte de la contaminación proviene de la actividad humana. Desarrollo e industrialización suponen un mayor uso de agua, con gran generación de residuos que suelen ir a parar al mar o a cursos fluviales mientras que el uso de productos químicos en agricultura y la sobre explotación de acuíferos inciden en la adulteración de las aguas subterráneas. Las aguas superficiales son más vulnerables por estar más expuestas pero también pueden restaurarse más rápidamente mientras que los efectos en las cuencas bajo tierra son más prolongados. De esto último sabemos mucho en Ibiza , desgraciadamente. Y no será porque hubiera desconocimiento de la situación. En el PTI de 2005 se dice textualmente:
«...Ambas islas carecen, por tanto, de recursos hídricos superficiales para abastecer sus necesidades… El incremento en los volúmenes de extracción del agua del subsuelo efectuado en los períodos de crecimiento del sector turístico ha originado un proceso de lenta y creciente salinización de dichos acuíferos como consecuencia de la intrusión marina … existiendo actualmente un cierto consenso social sobre la necesidad de cambiar el modelo de desarrollo turístico… se estima oportuno plantear la hipótesis de crecimiento cero de la población flotante…».
«… En orden a conseguir la utilización sostenible en términos ambientales de los recursos naturales y proteger la calidad del entorno: a- Promover una utilización sostenible del agua, fomentando el ahorro en el consumo y la reutilización de las aguas residuales e incrementando, de ser necesario, la capacidad de desalación y depuración».
Repetimos, esto es textual. Y ahora, ¿alguien puede decir que se ha llevado a cabo, que se ha cumplido con lo escrito? Antes al contrario, porque la crónica desde 2005 ha sido la de la masificación de construcción y de presión humana. Se siguen viendo grúas por todos lados y nos seguimos preguntando cuánto más hay que apropiarse del territorio, cuándo será suficiente en la cuenta de resultados (para unos pocos, claro), cuántos proyectos faraónicos como el de Xarraca Bay hacen falta. Por cierto, sr Carraca; si ud, que tiene un restaurante con vistas exclusivas al enclave de la obra no se dio cuenta de las dimensiones de la misma, es para hacérselo mirar.
Sres políticos, gestores y administradores de todos los símbolos y banderas; suponemos que uds organizan sus hogares en base a los recursos que poseen, intentando no derrochar y educando a sus hijos en la cultura de preservar lo que se tiene y maximizar las posibilidades de futuro sin que sus acciones perjudiquen al bien común. ¿Por qué no hacen lo mismo con la isla de todos? ¿No se dan cuenta que estamos matando la gallina de los huevos de oro? Sin agua suficiente y de calidad para el consumo, sin agua limpia en nuestras playas, el «crecimiento económico» que idolatra el sr Marí Bosso tiene los días contados.