A diario saltan a los medios noticias que informan de la celebración, detectada por la policía, de cientos de fiestas, reuniones clandestinas y botellones sin indicar la filiación de los transgresores. También a menudo aparecen noticias de sucesos en los que se dan identidades, domicilios, relaciones familiares o afectivas de víctimas de incendios, homicidios...
No entiendo la opacidad en la que se diluyen los delitos de quienes atentan contra la salud de los ciudadanos.
El derecho a la salud está por encima del derecho a la protección de datos, sobre todo si el sujeto pone en peligro a la mayoría que sí cumple las normas para evitar contagios.