La candidata socialista a la Presidència del Govern, Francina Armengol, presentó ayer en el Parlament, en la primera sesión para su investidura, los ejes centrales de la que pretende que sean las principales de la política autonómica durante los próximos cuatro años. De su exposición, que apenas duró cuarenta minutos, queda clara la nueva orientación política del Govern derivada de unos resultados electorales que han posibilitado un pacto de gobernabilidad integrado por fuerzas progresistas. En esta línea se enmarcan los primeros anuncios: tarjetas sanitarias a los inmigrantes, moratoria de grandes superficies, creación del impuesto turístico, derogación del TIL y de la ley de símbolos, ... Un catálogo de medidas que Armengol se compromete a llevar adelante con un nuevo estilo, con otra forma de gobernar.
Alianza complicada. El tono de la primera intervención de Francina Armengol fue comedido, alejado de una grandilocuencia radical, pero dentro de la más pura ortodoxia progresista. La política socialista es consciente de la fragilidad del pacto que la aúpa al cargo de la máxima responsabilidad institucional de Balears, cuyo futuro pasa por la colaboración y lealtad de Podemos y Més. No en balde diálogo y consenso fueron términos constantes durante todo el discurso. Sin embargo, desde el primer día Armengol recibirá el primer aviso de uno de sus socios, Podemos, que le prestará el mínimo indispensable de los votos para que llegue a presidir el Govern. Ni uno más. Una prueba más de las reticencias con las que nace el pacto.
Materializar las promesas. Armengol debe en la sesión de hoy concretar las medidas que anunció en su intervención inicial, incluso aclarar algunos aspectos –como la recuperación del requisto del catalán en el acceso a la función pública–. Las elecciones de mayo dieron lugar a un nuevo escenario político en Balears, Francina Armengol será una de las protagonistas destacadas.