Ayer noche se fue al traste el hipotético acuerdo entre las fuerzas progresistas ibicencas para configurar una candidatura unitaria al Senado. Tres reuniones les han bastado para comprobar, nuevamente, que las relaciones entre Podemos y el PSOE pasan por el peor momento. Pese a estar a cientos kilómetros de distancia, la negativa de Podemos a respaldar un gobierno presidido por Pedro Sánchez tampoco debió ayudar a encauzar las negociaciones, ya que los socialistas, que sólo enviaron a uno de los tres negociadores, se levantaron de la mesa después de ver cómo sería imposible encontrar un candidato de consenso. Los podemitas tenían el suyo de antemano y no se movieron de su posición. Ni para echar al Partido Popular de la Cámara Alta han conseguido ponerse de acuerdo. Ahora, los conservadores y su candidato Santi Marí ya pueden respirar tranquilos, porque el senador está en sus manos.
Negociación. Ahora las demás fuerzas deberán negociar si deciden unirse al proyecto de Podemos para confeccionar una lista que sin los socialistas resulta muy descafeinada y no tiene pinta de despertar demasiado interés entre el electorado progresista de la isla. ¿Se arriesgarán a doblegarse ante Podemos por una candidatura que nace muerta antes de ver la luz? Lo mejor es que sólo tienen hasta este viernes para deshojar la margarita y el reloj apremia para alcanzar un acuerdo rápido.
Futuro. El desencuentro entre los socialistas y Podemos no pasará desapercibido en los despachos del Consell d'Eivissa, donde las relaciones entre los dos socios de gobierno son muy tensas, sobre todo después del desmarque de los podemitas en la votación del Plan de Carreteras y la moción presentada en contra de la política llevada a cabo por el departamento de Pepa Marí. Difícil lo tendrá Vicent Torres para rehacer los puentes entre la vicepresidenta Viviana de Sans y los suyos después de este nuevo desencuentro, que vuelve a marcar un nuevo punto de inflexión en el equipo de gobierno cuyas relaciones parecen ser irreconciliables.