Resulta gracioso que ahora se llame «confluencias» a lo que siempre fueron coaliciones. La nueva política debe exigir que se denomine de forma diferente las figuras políticas que todo el mundo conoce, seguramente para aparentar ruptura con el pasado, lo que no deja de ser un engaño. Pero formar una coalición exige una cierta similitud en los principios políticos que uno defiende y siempre viene bien que haya uno de los coaligados que tenga más peso que los demás y asuma el liderazgo. En el caso del intento de Podem y PSOE para ir en coalición y así presentar un único candidato al Senado por Eivissa y Formentera, el fracaso estaba cantado desde el mismo momento en que ambas formaciones no confluyen, sino que compiten por liderar la izquierda política en las Pitiusas. Claro que hay puntos en común en sus programas políticos, pero en el caso que nos ocupa se trataba de repartirse un único escaño con las dificultades que eso conlleva. Tanto PSOE como Podem tiene objetivos políticos muy diferentes, como se ha podido comprobar en las negociaciones para investir presidente del Gobierno. Desde este punto de vista, la coalición era imposible.
Pactos preelectorales. Sucede que las «confluencias» son meros pactos preelectorales para desbancar al PP con muy pocas cosas más en común. Unir fuerzas para derrotar al PP y que así deje de ser la fuerza más votada. Pero tras ese pacto no hay sino rivalidad y enfrentamiento. El ejemplo más claro está en Podem Eivissa y Guanyem Eivissa, formaciones que en las elecciones municipales y autonómicas unieron sus fuerzas para evitar que el PP obtuviese mayoría absoluta. Tuvieron éxito y lograron sacar a los populares de las principales instituciones mediante una «candidatura de unidad popular», como la llamaron entonces. Pero no pasa día que no se sacudan públicamente, como se ha visto muy recientemente tras la entrevista publicada en este periódico a Joan Ribas. Y es que los matrimonios de conveniencia son solo eso, de conveniencia. Las diferencias están ahí y los votantes deben saber que aunque haya una sola papeleta, se presenta una amalgama de partidos mal avenidos.