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EDITORIAL

Siguen las contradicciones sobre el turismo

Eivissa |

La Conselleria de Turisme ha decidido iniciar una campaña en favor del turismo. Tras muchos mensajes contrarios al turismo, con discursos a favor de regular un techo de visitantes, el Ejecutivo ha considerado necesario ahora iniciar una campaña para que los ciudadanos no vean a los turistas como un problema sino como una solución. El objetivo, según Biel Barceló, es alcanzar un turismo sostenible. «No se trata, dice Barceló, de tener más turismo sino de tener mejor turismo». Sin duda, lo importante es analizar cómo se ha llegado a esta situación de que veamos al turista como un problema. Quizás algunos de los que promueven ahora la campaña en favor del turismo son los culpables de que veamos al turista como un problema. Porque cuando Barceló dice que no necesitamos tener más turismo está insistiendo, precisamente, en lo contrario de lo que persigue su campaña.

Regular el sector. Cualquier intento de regular el sector turístico por parte del actual Govern está abocado al fracaso. Que la Conselleria de Turismo dé facilidades a los empresarios para modernizar sus establecimientos, que revise la calidad, pero cualquier iniciativa para traer turismo de élite debe partir de la iniciativa privada. En Eivissa, por ejemplo, es indiscutible el apoyo de los hoteleros hacia el turismo de calidad. Y también se han escuchado voces en contra del turismo de élite. Recordemos la polémica de las playas y las palabras de ‘Agustinet' cuando dijo que Sant Josep también quería sacar tajada del turismo de élite. Se han hecho muchas declaraciones irresponsables contra el turismo y ahora se han dado cuenta de que han pasado de la línea.

Un despropósito. Es realmente preocupante la falta de dirección del actual Govern en materia turística. Si lo que quieren es que lleguen más turistas, ¿para qué acuden cada año en masa consellers, directores generales y demás políticos a las ferias turísticas internacionales a la caza de visitantes? El problema de agobio, quizás, esté motivado por unas infraestructuras insuficientes y, últimamente, por la presencia de pisos para turistas que, evidentemente, han disparado la presencia de visitantes. Pero intentar ahora que los residentes vean a los turistas como unos amigos tras las campañas irresponsables de los últimos años resulta, como mínimo, sonrojante.

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