En las últimas semanas se ha avivado la polémica sobre la saturación por culpa del turismo. Es un debate habitual por estas fechas, pero que este año se ha endurecido mucho más y que ha obligado al Govern a hacer una campaña institucional para que el turista no se sienta agredido por la población balear. En Eivissa y Formentera es evidente que existe un incremento de población que dificulta la vida a los residentes. Y también es una realidad que existen prácticamente las mismas infraestructuras desde hace 40 años con una población que ha pasado de 80.000 a 150.000 personas. En verano, las islas multiplican su población y, evidentemente, se nota en calles y carreteras. Pero el problema principal es de infraestructuras, no de turistas. Las depuradoras han quedado obsoletas. La red viaria necesita una profunda revisión y muchas de las mejoras que se hicieron hace diez años han quedado desfasadas. Increíblemente, la carretera entre Vila y Santa Eulària aún no ha sido reformada. Cualquier planteamiento que se hace para mejorar infraestructuras se topan con una corriente de opinión en contra que dificultan cualquier avance.
No criminalizar el turismo. Se suele utilizar de forma frívola la saturación turística para darle una explicación a los problemas que tiene la isla. Es cierto que ha aumentado el número de visitantes, pero no es culpa del sector turístico. En los últimos años los pisos turísticos han permitido una mayor ocupación y, por lo tanto, existe una mayor saturación. Sobre los pisos turísticos, la falta de criterio del Govern es más que preocupante. Parece que no tienen ni idea de lo que tienen que hacer. Tampoco se puede iniciar el mensaje sobre la limitación en la entrada de vehículos. En una Unión Europea con libertad de movimientos, este planteamiento es una pérdida de tiempo.
Aprovechar la situación. Con este debate sobre la saturación queda en un segundo plano los beneficios que suponen para las Pitiüses el turismo. Dan trabajo a miles de familias, generan riqueza a las islas, que son top ten de destinos turísticos del mundo. Veamos los aspectos positivos y que las instituciones mejoren las infraestructuras. Eso es lo importante. Pero criminalizar el turismo es un gran error.