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EDITORIAL

Un discurso realista para los presupuestos

Eivissa |

Durante la pasada legislatura la oposición centró su discurso en los recortes realizados por el Gobierno presidido por Mariano Rajoy. Se hizo mucha demagogia sobre este asunto y el PP, como suele ser habitual, no explicó ni su política ni los motivos para hacerla. El discurso del PP suele ser neutro y no llega a los ciudadanos, si bien tiene motivos más que suficientes, en algunos momentos, para adoptar decisiones nada populares. Sin embargo, el discurso de la izquierda contra los recortes sanitarios sí ha calado. Ahora vuelve a plantearse de nuevo el debate con la elaboración de los nuevos presupuestos. El Gobierno de Rajoy necesita el apoyo del PSOE para sacarlos adelante, pero los socialistas, y también Ciudadanos, reclaman que no haya recortes, ni tampoco déficit y, por supuesto, que no aumenten los impuestos. Rajoy ya lo ha advertido: eso imposible.

Discurso realista. Los políticos, estén gobernando o en la oposición, deberían hacer un discurso realista y no engañar a los ciudadanos. Durante muchos años el Gobierno español ha gastado más de lo que ha ingresado. Por eso las cuentas públicas estaban casi en situación de quiebra. Por ese descontrol Bruselas estuvo a punto de intervenir en la economía española y obligar a realizar unos recortes aún mucho más severos. Los gobiernos tienen que adoptar medidas de control, evitar que el gasto corriente se dispare, pero sobre todo no ahogar al empresario ni al ciudadano con el incremento de impuestos. Por adoptar medidas populistas y electoralistas no se puede perjudicar a los que generan riqueza.

Soluciones. Si los ciudadanos no quieren recortes, tendrán que pagar más impuestos. Bien a través de los hidrocarburos o el tabaco, pero el Gobierno de Rajoy necesita equilibrar sus cuentas y Bruselas exige un ajuste de más de 5.000 millones. No se pueden permitir mantener discursos demagógicos. La situación es la que es y volver a las andadas del descontrol del gasto público sería crear un grave conflicto en este país. Por ello, que olviden la demagogia y pisen con los pies en el suelo.

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