El Govern ha optado por incrementar las restricciones vigentes para frenar el avance de la pandemia en Baleares, cuyos últimos datos reflejan una propagación inusitada, especialmente en Mallorca e Ibiza. De hecho, en la mayor de las Pitiusas ya se han superado los 770 casos activos, algo nunca visto desde que empezó la pandemia, y se registraron 173 contagios en sólo 24 horas. El fenómeno se extiende al resto del país, como advirtió ayer el ministro de Sanidad, Salvador Illa, y la mayorías de los países europeos. El cierre de las grandes superficies, la limitación al take away para los bares y restaurantes y el cierre de los gimanasios durante 15 días, a partir del próximo martes, son las medidas más destacadas que entrarán en vigor en Mallorca. En Ibiza, el Govern está valorando restricciones más duras, que previsiblemente serán anunciadas en los próximos días. Son la consecuencia directa del incumplimiento generalizado de las normas de prevención durante las pasadas fiestas navideñas, sólo en el día de ayer se contabilizaron 702 nuevas personas contagiadas en el conjunto de las Islas.
Un fracaso social.
Aunque esta expansión del virus no afecta sólo a Baleares, lo cierto es que los mensajes de cautela no han calado en amplios colectivos sociales. Las fiestas y encuentro sociales numerosos se han prodigado durante estos pasados días, y las consecuencias son evidentes. La realidad invalida tesis anteriores que atribuían a la falta de controles en los puertos y aeropuertos para explicar el avance de la COVID-19; la responsabilidad hay que buscarla ahora en la despreocupación ciudadana como principal factor para la propagación de la enfermedad. La situación adquiere tintes dramáticos cuando se observan las elevadas tasas de letalidad, el colapso del sistema sanitario y las nefastas consecuencias en la economía.
Acelerar la vacunación.
La vacunación es, por el momento, el sistema más eficaz para frenar la pandemia y en este terreno sí que el Govern puede actuar con eficacia acelerando la administración de la vacuna entre la población. En esta estrategia no pueden escatimarse recursos que comprometan el fin de esta crisis sanitaria y sus efectos perjudiciales en todos los ámbitos.