Mañana está previsto que tenga lugar un encuentro entre el Govern, las navieras, empresas consignatarias y la Autoritat Portuària para tratar de alcanzar un acuerdo sobre la regulación en la llegada de cruceros a los puertos de Baleares que son titularidad del Estado; y en especial al de Palma que es el que más tráfico acumula durante el año. El acuerdo inicial alcanzado el pasado mes de diciembre, promovido desde el Govern, orilló el compromiso del Gobierno central en una cuestión que tiene un papel determinante.
Sensibilidad social y política.
La reunión multilateral es una buena oportunidad para poner de manifiesto la permeabilidad de la Administración central, en este caso de la Autoritat Portuària, con respecto a una más que evidente reclamación de reordenación de la llegada de cruceros a la capital balear. La acumulación de hasta siete grandes buques atracados en un mismo día en el puerto de Palma genera más problemas que beneficios, una cuestión más que estudiada en todos los órdenes. Cabe introducir sensatez en las escalas de los cruceros, la cuestión es fijar con claridad los objetivos y no la precipitación en la toma de decisiones.
Una decisión estratégica.
Autoritat Portuària tiene un papel determinante en toda esta cuestión como responsable de la gestión de los puertos del Estado en las Islas. Este organismo ha realizado importantes inversiones en los últimos años para poder facilitar el atraque de los cruceros y sus miles de pasajeros, labor que no puede desperdiciarse ya que reporta importantes beneficios económicos. Alcanzar un equilibrio consensuado no es una tarea imposible cuando se logra una confluencia de intereses. Por tanto, Baleares no puede quedar al margen de las nuevas tendencias de la industria turística; pero tampoco debe admitirlas a cualquier precio. Lo que se decida mañana puede marcar el futuro del turismo de cruceros en las Islas.