Durante las últimas horas se está produciendo un fenómeno muy llamativo en la política nacional y local. Los perdedores se han autoproclamado ganadores sin tener en cuenta las cifras reales, que, al fin y al cabo, nacen de la voluntad de los ciudadanos. No podemos olvidar los resultados a nivel nacional, con una victoria del PP, que ha sacado 14 escaños a los socialistas; mientras en Balears, con empate a diputados, la distancia entre ambos partidos sigue siendo muy amplia. El PP ha barrido al PSOE en casi todos los municipios de las Islas. En Ibiza y Formentera, la victoria del PP también ha sido inapelable.
La realidad.
La izquierda haría un flaco favor a los ciudadanos españoles si cree que puede aparecer como vencedora de las elecciones cuando la suma de PSOE y Sumar no supera a PP y Vox. De hecho, Sánchez deberá recurrir a los partidos nacionalistas y ya veremos qué renuncias deberá hacer para intentar ser presidente del Gobierno, si bien los resultados dan para poco margen de maniobra y revalidar la investidura no será nada sencillo.
Los independendistas decidirán.
Parece claro que los partidos independendistas serán claves para decidir la investidura de Sánchez, ya que parece improbable que Feijóo encuentre socios para ser investido presidente. Sería la primera vez en la historia de España que no gobernase la fuerza más votada desde el inicio de legislatura, pero en esta ocasión el foco está en las renuncias que deberá hacer Sánchez para ser elegido presidente. Los nacionalistas catalanes ya han dicho que quieren que el Gobierno español acepte un referéndum en Cataluña y que en esta ocasión debería ser vinculante. Aunque Sánchez ha demostrado que es capaz de cualquier cosa para gobernar, permitir una consulta en Cataluña provocaría una tensión sin precedentes, incluso entre las filas socialistas, donde algunos de sus dirigentes han sido muy críticos con las renuncias en favor de los independendistas de la pasada legislatura.