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Reflexión sobre el turismo, pero sin demonizarlo

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La protesta de la plataforma ciudadana Canviem el rumb, que aglutina asociaciones de lo más variopintas y variadas, consiguió congregar este viernes a cerca de un millar de personas en una protesta contra la masificación turística. Entre sus reclamaciones piden un cambio en el modelo turístico actual, abogando por poner límites a los cruceros, a la llegada de aviones comerciales y privados y que se abandone la promoción turística de Ibiza ya que, según expresaron, tiene consecuencias negativas directas sobre la calidad de vida de los residentes, como la falta de vivienda asequible y la falta de agua. «El decrecimiento turístico es una demanda que hacemos a las administraciones, pero también es una apuesta valiente que debemos hacer entre todos; este modelo está empezando a colapsar», expresaron.

Contexto.
La manifestación de este viernes muestra cierto hartazgo de parte de la ciudadanía que no está viendo cómo la riqueza que deja el turismo en Ibiza se traduce en una mejora de sus condiciones de vida. Sin embargo, no hay que perder de vista que esta manifestación se ha celebrado en el marco una temporada que tanto las administraciones públicas como las patronales empresariales han reconocido que ha sido buena, pero irregular y con síntomas que no hay que despreciar, como la pérdida progresiva del turismo familiar en un destino como Ibiza que tradicionalmente ha sido muy valorado por los viajeros con hijos. Por tanto, es necesaria una reflexión, pero contextualizada en una temporada que no ha estado precisamente marcada por una exagerada masificación y teniendo en cuenta que algunas de las medidas que pide Canviem el rumb no son, en la práctica, realizables.

Soluciones y mensaje equivocado.
Las administraciones ya están trabajando en medidas para intentar gestionar de la mejor manera posible el turismo y sus consecuencias. De hecho, la presidenta Marga Prohens ha dejado claro que las primeras medidas contra la masificación turística llegarán antes del verano. En Ibiza, por ejemplo, se está trabajando en la limitación de entrada de coches de cara a 2025. En el horizonte, el reto de no transmitir un mensaje equivocado al mundo, que sería la demonización del turismo, pues es el principal motor económico de las Pitiusas y el resto de Islas, generando miles de puestos de trabajo directos e indirectos. El turismo no es el enemigo y las Pitiusas y el resto de Islas deben intentar buscar el equilibrio entre esta actividad económica y la calidad de vida del residente.

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