El asunto de la migración irregular se ha colado de lleno en la agenda política balear. Lleva semanas llamando a la puerta, pero durante los últimos días ha alcanzado un estado de ebullición. Y es probable que vaya en aumento. Hace unos pocos días fueron los alcaldes de los municipios mallorquines ses Salines, Santanyí y Campos se sumaron al grito de auxilio de Formentera e Ibiza y salieron públicamente a exigir al Gobierno soluciones para detener la incesante llegada de pateras. Ahora, se ha abierto un conflicto a tres bandas entre el Consell de Mallorca, el ayuntamiento de Inca y la Delegación del Gobierno por la creación de un nuevo centro de menores para acoger ‘menas’.
Crecimiento imparable
Con los datos en la mano, es indiscutible que la llegada de migrantes irregulares al conjunto de las Islas ha pasado de ser un fenómeno prácticamente anecdótico a importante. Si durante 2020 llegaron a las costas de Baleares 112 pateras con 1.464 personas a bordo, en apenas cuatro años el crecimiento ha sido exponencial. De hecho, en lo que llevamos de 2024 el número de migrantes irregulares que han desembarcado en las Islas ya supera los 4.500, entre ellos, un número relevante de menores no acompañados que requieren un tratamiento especial por parte de la Administración.
Ejemplar
El IMAS, organismo dependiente del Consell de Mallorca que gestiona la recepción y acogida de los menas, ha denunciado en varias ocasiones el colapso que sufren sus instalaciones. El Consell de Formentera, por su parte, está desbordado por la llegada de pateras y ha iniciado el proceso de devolver las competencias de Menores al Govern, al tiempo que el Consell d’Eivissa lleva alertando ya hace mucho tiempo de la situación de colapso que sufre el centro de menores Pare Morey. El Gobierno central debe dejar de ponerse de perfil en la llegada masiva de pateras a las Islas y debe apostar por modificar su política migratoria para intentar atajar las llegadas. La sensación de que pocos alcaldes quieren un centro de menores inmigrantes no acompañados en sus municipios también es inevitable, igual que será inevitable que el debate sobre la inmigración irregular vaya a más con el consiguiente rechazo que puede ir en aumento.