Después de que unas 300 personas se reuniesen el jueves ante la sede del Consell de Formentera para criticar el bloqueo institucional que vive el gobierno insular desde hace un año, solo GxF ha reaccionado. La formación formenterense, a través de Alejandra Ferrer, ha manifestado que comparte la frustración de los ciudadanos de Formentera. Ferrer entiende el cansancio y la frustración de la ciudadanía por la situación de crisis política actual, mientras el PSOE ha optado por seguir en silencio a pesar de la relevante protesta ciudadana y Sa Unió asegura que hace diez meses que dice que existe un grave problema en el Consell.
Un año.
Hay que reconocer al menos la capacidad de resistencia de Llorenç Córdoba, capaz de sobrevivir durante un año gobernando sin apoyos. La situación resulta insólita en España y ha conseguido que el Consell de Formentera esté instalado en la parálisis por la falta de apoyos de Córdoba, pero también por la incapacidad de los tres partidos que conforman la institución para encontrar una alternativa. Se agradece al menos que Gent per Formentera asuma que el desgobierno ya tiene consecuencias directamente sobre la vida de los vecinos, pero tampoco aporta nada para alcanzar un acuerdo que permita desalojar a Córdoba de la presidencia.
Incapacitados.
La reacción popular ante la crisis institucional que vive el Consell de Formentera debería ser un aviso para la clase política. Que nadie descarte que esta indignación ciudadano se articule en el futuro en alguna opción electoral que desaloje a los partidos políticos tradicionales, incapaces de buscar una solución durante un año a la crisis provocada por Córdoba. Porque lo que ahora mismo ya está en cuestión es si los políticos de los partidos tradicionales están capacitados para seguir en sus cargos. Durante un año han demostrado sobradamente una escasa altura para encontrar una salida a la institución y para resolver los problemas reales de los ciudadanos. La protesta del jueves debería ser un claro aviso a los integrantes de los tres grupos políticos del Consell, pero lamentablemente la reacción ha sido tan tímida que los ciudadanos tienen motivos para seguir indignados.