El insólito y generalizado apagón -el de mayor incidencia e impacto en la historia energética de España- sigue planteando muchas preguntas que siguen sin respuesta. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anuncia que exigirá responsabilidades a los operadores privados y dice que aplicará reformas para evitar que se repita esta interrupción sin precedentes en el suministro eléctrico, pero persisten múltiples incógnitas. Concretamente sobre las causas que desencadenaron un fallo que provocó la pérdida completa -cero absoluto en términos técnicos- del abastecimiento de electricidad en la Península y unas pérdidas cuantificadas, en un primera valoración, en 44.000 millones de euros. España y Portugal estuvieron durante horas en estado de excepción, con personas atrapadas, el transporte público paralizado -metros y trenes detenidos-, trayectos aéreos cancelados y retrasados; comercios, bares, restaurantes, fábricas y miles de empresas colapsadas; redes de comunicación que dejaron de funcionar.
Vulnerabilidad y desinformación
En este caos social y económico fue preciso recurrir a los generadores y los transistores. El Gobierno, que se vio desbordado, falló en la política de comunicación y no supo explicar lo qué estaba ocurriendo, lo que incrementó las generalizadas percepciones de vulnerabilidad y desinformación. Lo peor es que aún desconocemos por qué el sistema eléctrico se derrumbó.
Qué ocurrió y por qué ocurrió
Balears logró escapar de ese gravísimo incidente al contar con un sistema eléctrico insular y suficiente potencia de generación instalada, pero sufrió las consecuencias de vuelos demorados y cancelados así como la caída de Internet. Es el momento de pedir explicaciones y exigir responsabilidades, en primer lugar a Red Eléctrica de España, al tener derecho a saber qué ocurrió, por qué ocurrió y qué medidas se adoptarán para que no vuelva a repetirse.