La isla de Ibiza ha vivido esta semana la segunda protesta de caravanistas frente a la sede del Consell d’Eivissa. Las alrededor de 50 personas que participaron en esta concentración denunciaron que están en contra la prohibición de pernoctar en sus vehículos, así como mostraron su rechazo la limitación de circulación a partir del 1 de junio, cuando entre en vigor esta normativa con penalizaciones de entre 10.000 y 30.000 euros. Amenazaron, además, con continuar con las protestas si el Consell d’Eivissa no habilitaba espacios adecuados para la pernocta de caravanas
El problema.
La falta de vivienda asequible, tanto en compra con el alquiler, se ha convertido en el principal problema de los ciudadanos residentes en Ibiza, ya sean nacidos en la isla o no, y también para aquellos que se desplazan a la isla para trabajar de temporada. Con precios a partir de 400.000 euros para la compra de apartamentos y habitaciones en alquiler que alcanzan los 4.800 euros, muchos se ven abocados a malvivir en chabolas, caravanas o cualquier otra estancia ilegal en cualquier campo o aparcamiento. Sin embargo, éstas no son soluciones ni siquiera temporales para tan grave problema, pues no son opciones dignas para el día a día, aparte de insalubres, poco seguras y peligrosas para el cuidado del medio ambiente por el riesgo de incendio. En esto están de acuerdo incluso los principales sindicatos, quienes expresaron que las protestas deberían ser para exigir vivienda a precios asequibles, no para malvivir en caravanas que son concebidas para uso turístico.
Las medidas.
La isla de Ibiza hace bien en implantar una regulación de vehículos en la que las caravanas no podrán acceder a la isla si no tienen una reserva previa en uno de los cinco campings oficiales y legales. La isla no puede convertirse en un campo de chabolas, infraviviendas y caravanas en cualquier aparcamiento disuasorio o trozo de terreno. En paralelo a la prohibición, se están impulsando medidas para intentar aumentar la vivienda asequible, como el programa ‘build to rent’, la flexibilidad para reconvertir locales comerciales en vivienda o bien el programa de ‘hipoteca joven’ que impulsa el Govern. A esto se debe sumar una apuesta más decidida por la construcción de VPO, punto débil en la historia de Baleares.