Las víctimas mortales por la violencia de género en España en lo que va de año hasta noviembre ascienden a 36, según el último balance difundido por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género. En noviembre se han registrado dos asesinatos en una espiral de agresiones y muertes que no cesa. Hay datos que nos interpelan y demandan explicaciones: de las 36 víctimas, 28 no había presentado denuncia. España contaba, en septiembre, con más de 4.500 pulseras telemáticas para maltratadores activas. La tasa más alta de dispositivos activos por millón de mujeres de quince y más años por comunidades autónomas la registra Andalucía (431,0), seguida de Canarias (379,6). Durante este año las denuncias por violencia de género han aumentado un 2,69 por cien en el segundo trimestre, con 51.897 agresiones notificadas por las víctimas; y un balance final de 104.981 casos activos registrados actualmente en el Sistema VioGen. Son 104.981 mujeres con protección policial, un 80 por cien más que en 2024.
Una jornada de protesta y denuncia
Esta es la realidad, hoy, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Nada a celebrar, porque es una jornada de protesta y de denuncia. Se celebrarán, en España y todo el mundo manifestaciones, concentraciones y acciones para exigir más medios y esfuerzos contra la ignominiosa violencia machista. Una crueldad diaria, tan vergonzosa como humillante, que va más allá de las muertes violentas, cuyos autores son las parejas o exparejas.
Profundas raíces sociales y culturales
Ante la gravedad y magnitud de la tragedia, las instituciones ya aplican varias medidas. Para erradicarla hay que actuar en el ámbito educativo, insistir en la concienciación ciudadana y, al mismo tiempo, llevar a cabo acciones en los ámbitos judicial y policial para detectar las agresiones y ayudar a las víctimas. Es un grave problema con profundas raíces sociales y culturales que debe ser combatido sin descanso.