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Editorial

El curso de la guerra

Tal vez uno de los aspectos más inquietantes de esta guerra de los Balcanes que pronto cumplirá 50 días es la especie de desorientación que sufre el ciudadano de Europa ante las contradictorias noticias que sobre el porvenir del conflicto surgen prácticamente a diario. Un lunes podemos tener noticia de las declaraciones de Javier Solana en las que queda claro que la campaña está en su fase final, mientras que al día siguiente el presidente Clinton manifiesta su intención de que los bombardeos "la invasión por tierra parece no interesarle en esta recta final de su mandato" se prolonguen cuando menos hasta el mes de julio. Entre y entre, se producen noticias relativas a un plan de paz en el que se verían involucrados los rusos, o bien a una ruptura total de cualquier tipo de negociación. Es Bonn se habla de paz, al tiempo que Londres mantiene silencio. Probablemente ello se deba a la multicefalia que encontramos en la dirección política "la militar está más clara" del conflicto. Deciden, sí, la OTAN y los cinco países (Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Alemania y Francia) del denominado Grupo de Contacto. Pero no hay que olvidar que la Alianza Atlántica debe «explicarse» ante 19 Gobiernos, mirando de no herir susceptibilidades. En lo concerniente a la Guerra del Golfo, todo resultaba mucho más sencillo. Se trataba de una coalición internacional capitaneada por unos Estados Unidos que hacían y deshacían a su aire. Ahora hay que llegar a más acuerdos, más pactos, por más que la voz cantante continúe llegando desde el otro lado del Atlántico. Procede actuar con mayor delicadeza, ya que no sería bueno para el porvenir de la guerra, y para la dificilísima paz que se avecina, el que algunos hubieran desarrollado la idea de verse convertidos en simples comparsas, cuando no en tropa de choque.

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