La crisis en el seno del Govern provocada por Els Verds era de esperar. Suele ocurrirles a todos aquellos partidos acostumbrados a ejercer papeles de opositor que se encuentran, de la noche a la mañana, ante la responsabilidad de gobernar. Y para ello, naturalmente, deben dejar de lado parte de sus discursos teóricos e idealistas para situarse a ras de la cruda realidad, en la que, las más de las veces, las ideas más entusiastas no se pueden aplicar y deben dar paso a soluciones más pragmáticas y llenas de inconvenientes. El grave problema del abastecimiento de agua a los ciudadanos y a los millones de visitantes que llegan cada año a nuestras Islas es de urgente solución. Y, claro, los ecologistas "que llevan años renegando de las propuestas más prácticas y necesarias, como la desaladora" se niegan a secundarlas así por las buenas y proponen en su lugar resolver el problema con ideas como el ahorro. Con esto ocurre lo mismo que con las basuras. El fomento del ahorro del agua y del reciclaje de las basuras es, desde luego, necesario y deseable, pero no resolverán por sí solos una situación que podría calificarse de dramática. La verdadera causa de que nos falte el líquido elemento es que no llueve, y sobre eso nadie puede mover un dedo. Así que, por el momento, la única salida que nos queda es desalar el agua del mar, que sí tenemos a manos llenas. Que resulta caro y que consume mucha energía son inconvenientes que debemos asumir con responsabilidad, a sabiendas de que la economía "y por lo tanto el bienestar de esta sociedad" depende casi exclusivamente de que esos millones de personas sigan eligiendo nuestras islas como destino vacacional. Y para ello el abastecimiento de agua es prioritario. Els Verds deben asumir esa realidad. Si no son capaces de hacerlo, deben abandonar el Govern. Y como, obviamente, no van a propiciar la vuelta del PP al Ejecutivo, están condenados a apoyar el Pacte desde el Parlament.
Editorial
Bajar a la realidad