Desde que se produjeron los cambios de estrategia en los vuelos interinsulares por parte de las compañías aéreas los problemas no han dejado de crecer. Últimamente los usuarios se encuentran con una preocupante falta de plazas en los aviones que conectan las Islas Baleares entre sí, especialmente en lo que respecta a las horas punta, es decir, en los primeros vuelos de la mañana y en los últimos de la noche. El problema no es otro que la utilización por parte de las compañías aéreas de aviones pequeños que se llenan varios días antes de la fecha de salida del vuelo. Pero no es el único inconveniente con el que nos topamos los habitantes de este archipiélago a la hora de viajar a las islas vecinas. Si hasta ahora las agencias de viajes proporcionaban a sus clientes las tarjetas de embarque un día antes del vuelo, ahora resulta que los ciudadanos que viajan entre islas no pueden disponer de esta comodidad, escudándose las compañías en una extraña normativa de los aeropuertos.
Recientemente el Gobierno ha hecho pública su intención de privatizar la gestión de los aeropuertos. Puede ser una mejora, pero al ciudadano de a pie quién gestiona los servicios le importa poco, si lo hace bien y a un precio razonable. Lo realmente importante es la calidad del transporte aéreo. No basta decir el número de plazas que se ofertan a lo largo del día. Desde que entró Air Nostrum a cubrir los servicios que antes cubrían, mucho mejor, Iberia y Aviaco, las cosas han empeorado para los ciudadanos de Balears. El mayor problema, insistimos, no es que hayamos pasado de los reactores a los turbohélices, sino que esos aviones, al ser más pequeños, no cubren las necesidades de los pasajeros en las horas punta. ¿Es tan difícil de entender algo tan elemental? ¿Hasta cuándo estará el Govern de brazos cruzados?