Siguiendo la tradición instaurada recientemente en muchas comunidades autónomas, el president Francesc Antich ha querido lanzar un mensaje de año nuevo a los habitantes de estas Islas. Y lo ha hecho en un tono esperanzador, optimista, de cara a un año que sin duda va a estar marcado por la próxima cita electoral del mes de mayo, cuando se pondrán en juego las alcaldías y la presidencia de la Comunitat, y el probable enfrentamiento bélico en Irak, que puede afectar de forma contundente al desarrollo de la próxima temporada turística en Balears.
De marcado carácter social, el mensaje de Antich ha querido incidir en los retos que se avecinan a un territorio como el nuestro, inmerso en una época de cambios motivados por la situación internacional. Pero tampoco ha caído en la ingenuidad de pensar que todo está hecho y que la legislatura de gobierno de progreso ha estado jalonada por éxitos incontestables.
De ahí que el president haya señalado también las asignaturas pendientes que la sociedad entera debe afrontar: la inmigración, las carencias económicas, educativas, de atención a las personas mayores, las situaciones de drogadicción, desempleo y maltrato..., sin eludir el papel que las instituciones deben ejercer en ese sentido.
Presidiendo un gobierno de espíritu socialista -con los matices derivados del pacto que une a PSOE, PSM, UM, EU y Els Verds- Antich ha hecho hincapié en la necesidad de pensar en mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos. Un punto de vista necesario en una Comunitat como la nuestra que durante décadas ha visto un poco abandonados los principios de la solidaridad social. Quizá sea imposible realizarlo todo, pero cuando arranca un nuevo año hay que hacer un esfuerzo para la reflexión y para marcarse unos objetivos que beneficien a todos los ciudadanos.