El acuerdo suscrito ayer entre las tres fuerzas políticas de oposición a la Coalició d'Organitzacions Progressistes (COP) de Formentera supone un cambio cualitativo sin precedentes en el gobierno municipal de este peculiar municipio. Partido Popular (PP), Grupo Independiente de Formentera (GUIF) y Partido Reformista de Eivissa y Formentera (PREF) arrebatan a Isidor Torres una alcaldía con la que el centro derecha en principio casi ni contaba, y ello sin un personaje clave en la vida política de la isla como el tristemente desaparecido Antonio Serra, un eje sin igual en el resto de municipios pitiusos y cuya influencia respondía a la especial configuración social de la isla. Dos importantes factores respaldan este cambio: por un lado, la intensa y bastante personalista política desarrollada a cabo por la COP con actuaciones contundentes en distintas áreas, aunque fundamentalmente en la urbanística, no siempre bien acogidas por la población; por otro, la renovación de los grandes ganadores de las elecciones del 25-M, el Partido Popular, que ha sabido superar la debacle de hace cuatro años cuando la formación, incapaz de entenderse a sí misma, se hundió electoralmente y en la cual se produjo una segregación, el PREF, que, paradógicamente, permitirá que los populares rijan en los próximos años los destinos del Ayuntamiento. Al mismo tiempo se ha producido el esperado salto generacional. Juan Manuel Costa Escanellas, por un lado, y Pep Mayans, diputado y conseller electo de la coalición PP-GUIF, son rostros nuevos a los que los formenterenses cargarán de responsabilidad después de comprobar que los problemas que postularon los programas electorales de hace cuatro y hasta ocho años se mantienen con más intensidad que antes, y son, por supuesto, sufridos por los que los padecen con mayor indignación. Formentera sigue sus propias leyes, y lo ayer decidido responde a estas mismas reglas.
Editorial
Formentera pasa a otras manos