Tenía razón Jaume Matas al calificar el momento como «histórico» en su discurso de toma de posesión como nuevo president de les Illes. El giro político, económico y social que se anuncia va a tener verdaderos rasgos históricos, tras cuatro años de Pacte de Progrés. Aquella ilusión que despertó en medios progresistas el triunfo de las izquierdas coaligadas con UM en 1999 parece ya muy lejana. Las desavenencias entre partidos y una errónea estrategia política condujeron a un fracaso electoral que ha provocado una gran decepción y amargura entre quienes hace cuatro años celebraban su victoria en el Consolat.
Hoy todo el poder está en manos del PP. Y el mayor desafío que Matas se plantea es económico, al considerar que la sociedad balear está inmersa en una depresión que ha dejado a los empresarios instalados en el desánimo. No cabe duda de que es urgente recuperar un clima de optimismo necesario para el progreso económico de las Islas.
Epresident Matas, que ayer estaba arropado en el Consolat por tres ministros del Gobierno central y destacados empresarios de las Islas, sabe que la sociedad balear valora infinitamente su bienestar y quiere que se defienda esa calidad de vida que hemos conseguido a base de mucho trabajo, pero también es consciente de que desea conservar los valores paisajísticos y tradicionales que han desaparecido o han estado a punto de hacerlo. De ahí que también la defensa del medio formara parte del discurso de ayer. Un texto animoso que plantea retos imprescindibles, como remontar las cifras económicas de los últimos meses y cuidar el entorno.
Deberemos todos hacer un esfuerzo de reflexión para saber hasta qué punto podemos seguir creciendo, esto es, construyendo, recibiendo inmigrantes y devorando territorio y recursos naturales. Porque las Islas son limitadas y frágiles, y la explotación ad infinitum es lo último a lo que aspira un pueblo que ha valorado siempre su propia forma de vida, mezcla de tranquilidad, viejas costumbres y modernas comodidades.