Jaume Matas reconoció ayer, en la segunda sesión del debate de política autonómica, que hace falta más financiación en Sanidad y Educación. El president hubiese podido plantear esta cuestión en su discurso del martes, pero lo hizo ayer, posiblemente para desorientar, aún más, a la oposición. Se trata de un anuncio sorprendente. Hasta ahora, el PP sostenía que la financiación que el Govern pactó con Madrid en materia educativa y sanitaria era la más beneficiosa para Balears.
Pero ahora resulta que es insuficiente para poder garantizar un buen servicio. El president argumenta que el incremento de la población obliga a pedir más financiación y hay que recordar que este planteamiento ya lo defendieron los dirigentes del Pacte. En esta ocasión, sin embargo, existen muchas posibilidades de que Madrid acepte las tesis de Matas.
Por lo demás, el debate de política autonómica cumplió todas las previsiones y fue casi una repetición de la investidura. El debate de ayer podría calificarse de «guante blanco». La oposición criticó los planes expansivos del Govern en materia de carreteras, su política lingüística y la prepotencia de Matas al exponer sus ideales políticos. Los efectos de la reciente derrota electoral se reflejaron en las intervenciones de los portavoces de la izquierda.
Antich y Sampol no estuvieron muy brillantes, pero sí corrigieron adecuadamente el tono triunfalista de Matas, poniendo algunas cosas en su lugar. Es obvio que las actuales circunstancias internas del PSOE y el PSM no son las más apropiadas para salir airosos de un debate con un líder como Matas, que ha visto reforzado su papel de un modo indiscutible. Y Munar no sorprendió. Se mantuvo en la línea de sus últimas intervenciones. La presidenta de UM es consciente del limitado papel que puede jugar ahora.
Ha sido como una prórroga del debate de investidura y un breve repaso a los cien primeros días del Govern Matas. La izquierda tiene ahora tiempo para restañar sus heridas -con los mismos líderes o con otros- y el Ejecutivo debe seguir gobernando. Acabado el habitual período de gracia, quedan muchos días para seguir gobernando para resolver los problemas de Balears.