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Opinión / Montse Monsalve

Mamading caníbal

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Un vídeo nos muestra a una chica practicando sexo oral a más de una decena de desconocidos a cambio de copas gratis, sin protección de ningún tipo, y sonriendo como una "idiota". Otro vídeo exhibe a un joven practicando "balconing", o lo que es lo mismo, poniendo en peligro su vida para lanzarse desde su habitación de hotel a una piscina, con la misma sonrisa carente de inteligencia. Un documento gráfico más recoge cómo llega a Ibiza una nueva moda consistente en consumir una droga apodada "sales de baño" o "caníbal" que desata en quienes la consumen el deseo incontrolado de morder con saña a cuantos les rodean. Presumo, de nuevo, que quien se meta eso es corto de entendimiento.

No pretendo insultar a nadie en particular, sino ceñirme a lo que la Real Academia Española define como "idiota": persona carente de toda instrucción. Tonto.

Mi imaginación se desboca y proyecto en mi mente a la pobre protagonista del "mamading" de un local de ocio de Mallorca consumiendo la "droga caníbal" y representando una escena al más puro estilo "Lorena Bobbit", cercenando sin control los miembros de los majaderos que acto seguido saltarán por la borda de sus ventanas para imitar a Superman.

Me considero una persona abierta y les juro que hago lo posible por empatizar con mis congéneres. Pero lo de esta panda de babiecas, memos, bobos, pasmados, pazguatos, papanatas, tontainas, bobalicones, estúpidos, majaderos, simples, tontos y tarados escapa a mi entendimiento.

¿Qué le lleva a una mujer a poner en peligro su salud, integridad, honor, intimidad, imagen y luces al amparo de cuatro copas de garrafón? ¿Quién en su sano juicio se mete una droga cuya composición desconoce y que puede desatar patologías latentes como esquizofrenia que de otro modo no desarrollaría, amén de llevarle a actuar como un zopenco? ¿Qué clase de ceporro o de zoquete se tira desde un quinto piso para comprobar si puede alcanzar una piscina?

Este tipo de actos nos lleva a creer que realmente no estamos solos, los extraterrestres nos han invadido y se camuflan por las noches disfrazados de guiris para demostrarnos que viven en una galaxia paralela, o paralelos.

La verdad es que a los terráqueos de las Islas Baleares ya nos empieza a cansar un poco que se nos conozca en medio mundo por "las gestas" de este grupo de idiotas en vez de por la labor encomiable que realizan cada día las personas que trabajan entre diez y doce horas para permitir que el Paraíso siga rodando.

Tengan cuidado, cuando se crucen con ellos no les miren, no permitan que se les acerquen, no creo que la falta de cerebro sea contagiosa, pero no sabemos cómo actúan estos seres alcohólicos, por lo que la cautela es nuestra mejor arma.

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