En el capítulo 13 de San Mateo encontramos hasta siete parábolas, por lo que suele llamarse este capítulo " el discurso de las parábolas". En la parábola de la cizaña podemos observar que el campo es fértil y la simiente es buena. Pero, mientras dormían los hombres, dice la parábola, el enemigo sembró cizaña en medio del trigo. Sembrar cizaña entre el trigo era una venganza personal, que se daba con frecuencia en Oriente. El Derecho Romano lo preveía y castigaba. El final de la parábola de la cizaña explica la misteriosa permisión del mal por parte de Dios y la aniquilación definitiva del mal. Se ha sembrado cizaña en este mundo y permanecerá hasta el fin de los tiempos. Por eso no debe escandalizarnos la existencia del mal. Al final, cuando llegue el Juicio Final ( la siega) cada persona recibirá lo que merezca. Dios es justo y no hace acepción de personas. Somos libres y responsables de nuestros actos.
Cuando Jesús nos habla del Juicio Final ( Mt, 25, 31-46)enumera en este pasaje- dar de comer, dar de beber, vestir, visitar… Se trata del amor cristiano cuando al hacerlas a estos " pequeños" se ve en ellos al mismo Cristo. Seremos juzgados sobre el amor.
Reconozcamos la importancia del pecado de omisión. El no hacer una cosa que se debe hacer supone dejar a Cristo desprovisto de tales servicios.
Lo que tiene usted que hacer es reconocer todos los males sembrados por la institución católica durante estos 2000 años. Que conste mi profundo respeto por las religiones, pero dejen ya de dar lecciones morales de primero de teología que ya somos mayorcitos. En realidad Cristo no quería que fuésemos como él, sino humanos, y al final hemos sido demasiado humanos.