El juez archiva el antes llamado caso Prensa Pitiusa; riñe a la exalcaldesa Sánchez-Jáuregui, a la interventora y al secretario de Vila por su actuación en la contratación de publicidad institucional. Bueno, me parece perfecto. De hecho, el auto del juez me parece lo único razonable en todo este montaje.
¿Montaje? Pues sí. El antes llamado caso Prensa Pitiusa ha sido, por lo menos en parte, un montaje mediático. Como lo fue la comisión institucional que investigó las facturas, cuando ya estaba abierta una investigación de la Fiscalía.
Al margen de consideraciones políticas y judiciales, el objetivo del montaje era básicamente el siguiente: intentar perjudicar a la competencia, en concreto, al semanario Prensa Pitiusa; si podía ser, de paso, a la TEF. ¿Por qué? Pues no lo sé. Supongo que porque el pastel publicitario se había reducido demasiado y alguien consideró que no había sitio para todos. Supongo que por simple rivalidad mal entendida. Quizá por inquina. Supongo que por simple desprecio a un grupo de comunicación local de dimensiones, en verdad, muy modestas, en comparación con Editorial Prensa Ibérica (propietarios de Diario de Ibiza) o con el Grupo Serra (propietarios de Última Hora).
Lo prueba el sobredimensionamiento (hasta alcanzar el ridículo y la impostura) de unos hechos que, incluso en el supuesto de ser ilegales, no creo que merecieran ser portada un día y otro día y una semana y otro mes... Al final, resulta que ni siquiera eran ilegales. Ningún caso, ningún hecho, nada en Eivissa y Formentera ha generado en los últimos tiempos tantas portadas, primeras páginas, editoriales y artículos como el antes llamado caso Prensa Pitiusa. Y esto no solo lo supongo: estoy seguro. Si alguien lo duda, que revise las hemerotecas; que cuente páginas y compare el tratamiento del caso con otras grandes noticias. A eso se le llama echar toda la carne en el asador. Aunque la carne venga hinchada con hormonas.
Sin embargo, el montaje fracasa. Efectivamente, cierra uno de los medios de la competencia, el semanario gratuito Prensa Pitiusa. Pero la propiedad del Grupo Prensa Pitiusa (en un movimiento difícil de prever, y, sobre el papel, de incierto futuro) se hace con uno de los medios que con más intensidad cargaron contra el grupo ibicenco, la edición para Eivissa y Formentera del Última Hora. Contra todo pronóstico (mi pronóstico incluido, lo admito) el Periódico de Ibiza nace, se consolida, prospera… Pocas veces he estado tan contento de estar tan rotundamente equivocado.
El antes llamado caso Prensa Pitiusa representa un antes y un después en nuestra pequeña historia de la comunicación. Además del entierro de un semanario y el nacimiento de un diario, ha terminado con la edad de la inocencia del periodismo pitiuso (si es que alguna vez existió). Significa que casi todo vale si se trata de tumbar al contrario. Que lo que parecía un juego no tenía normas. Que ni siquiera los más poderosos son capaces de calcular las consecuencias de lo que hacen. Que la falta de humildad nos hace menos listos. Que de la paz al histerismo solo median dos portadas. Significa que debe vigilar usted sus espaldas. Que los colegas pueden dejar de serlo a la misma velocidad que se cuece el Sopinstant. Que la verdad no interesa. Que, si eres lo bastante hipócrita, puedes erigirte en juez, en parte —y hasta en víctima— y seguir dando lecciones de moral. Que ese picor en la espalda es, efectivamente, un cuchillo.
Sin embargo el resultado final (y hablo solo de medios de comunicación) ha sido sin duda positivo; al margen de que se comparta o no la línea editorial de Periódico de Ibiza, creo que todos estaremos de acuerdo en que es mejor que los ciudadanos puedan acceder a dos diarios que solo a uno. La antigua edición pitiusa del Última Hora pasaba por una situación delicada, con un futuro poco claro. Sin embargo, Periódico de Ibiza se ha hecho un hueco de mercado rápidamente entre los lectores pitiusos. El final mediático del antes llamado caso Prensa Pitiusa (el ahora llamado "escándalo de la publicidad institucional") es en extremo irónico: el Periódico de Ibiza se levanta sobre las cenizas de uno de los medios que más cargaron en su momento contra el Grupo Prensa Pitiusa.
No sé si se ha hecho justicia o no; no creo que sea cuestión de justicia. Pero sí que sé que debemos celebrarlo. ¿Se imaginan unas Illes Pitiüses donde sólo hubiera un diario, por ejemplo el Diario de Ibiza? ¿O solamente el Periódico?
De modo que, lector, léanos, si puede ser cada día; léanos a pesar de nuestros errores y de nuestras carencias. Y lea también el Diario de Ibiza. Nosotros se lo agradeceremos y ellos (supongo) también.