Vecinos de la zona de Roca Llisa y de Can Porxo (Santa Eulària) me informan sobre la pestilencia que emana del campo de golf allí ubicado, y que es debido al riego de la hierba con aguas procedentes de la depuradora de aguas residuales del municipio de Eivissa. Ya saben, la planta que no depura porque sus viejas instalaciones no lo permiten desde ningún punto de vista. Me dicen que se riega por aspersión por la mañana y que el hedor es tal, que no se pueden abrir las ventanas de las casas. Y no es que los malos olores afecten a unos pocos vecinos, ya que es una zona poblada y, si los vientos son de poniente, la pestilencia puede llegar hasta la playa de Cala Llonga. Si es así como me lo cuentan y yo lo transmito a los lectores, lo más pragmático y lógico es que el Ayuntamiento de Santa Eulària compruebe si lo que escribo es cierto y, si lo es, que prohíba el riego del campo con dichas aguas sucias y apestosas, y les obliguen a hacerlo con agua normal, insípida y transportada en camiones.
Y dale con el Cetis
La no moderna ni operativa estación del Cetis se ha colado en las elecciones de mañana domingo, y algunos partidos prometen que una de las cosas que tendrán prioridad será la reapertura de la mentada e impresentable estación de autobuses. No es moderna ni operativa porque no tiene una entrada y una salida, sino que están las dos en una; es ruidosa y sus extractores no daban abasto para eliminar el monóxido de carbono que producían los autobuses. Aquí, además de las responsabilidades políticas exigibles a los políticos que les dieron licencias y bendiciones, también habría que exigirlas (si se puede) a los técnicos que proyectaron y diseñaron la estación.
Por añadidura, al prohibir a los pasajeros subir a los autobuses en las paradas distribuidas en toda la ciudad de Eivissa, se les obligaba a andar hasta el Cetis y soportar todas las inclemencias climáticas, las mismas que soportan ahora mismo los usuarios en la calle, puesto que no se han construido marquesinas adecuadas y con toda clase de información. Por no haberlas, no la hay ni tan siquiera frente al nuevo Hospital Can Misses y, además, con una parada corta y escatimada en la que no cabe un autobús grande.
En fin, entiendo que el Cetis es una patata caliente, más para unos que para otros, pero, desde un punto de vista pragmático, el Ayuntamiento de Eivissa y el Consell insular deberían recapitular y ofrecer unas paradas de autobuses decentes para los miles de residentes y visitantes usuarios de los mismos.
Transporte público
Escribía el pasado miércoles nuestro Rafael Gallego, en una entrevista a la alcaldable Virginia Marí, que había tardado 20 minutos en llegar desde la rotonda de Blanca Dona hasta la plaza del ayuntamiento, y yo les recuerdo que entre Can Clavos y Muebles la Fábrica se suele tardar unos 30 minutos en casi cualquier día del año. O sea, que lo del transporte está fatal y bueno será que la nueva clase política que salga mañana de las urnas para ocupar escaños en las instituciones municipales y autonómicas se ponga las pilas y confeccionen una lista de prioridades.
Y siguiendo con más o menos lo mismo, y puesto que el pensar es libre, propongo al Ayuntamiento de Eivissa que utilicen el solar de la antigua Delegación del Gobierno, una vez que lo hayan derribado, para construir un buen edificio parking, como hacen los norteamericanos… o que no dejen entrar ni aparcar los coches (de otros municipios) en la más que milenaria ciudad de Eivissa.