Más allá de las competencias atribuidas en nuestra legislación a los cuerpos de Policía Local, no se debe de olvidar que la naturaleza esencial será la misma que el resto de los cuerpos policiales: garantizar los derechos fundamentales y el mantenimiento de la seguridad ciudadana. Claras están las competencias de cada cuerpo policial, pero los ciudadanos no deben ni pueden atender a estas diferencias, cuando necesitan un servicio policial, ellos reclaman la solución a la demanda surgida, estando ante un modelo claramente imperado por la "ley" de la oferta y la demanda.
Si analizamos los diferentes cuerpos de Policía Local de nuestra isla, veremos que cada municipio dispone de un abanico, siempre bajo el ámbito competencial correspondiente, de servicios ofertados al ciudadano, lo sorprendente: la diferencia de un municipio a otro de éste "abanico", y la falta de fundamentos empíricos utilizados para implantar los servicios públicos ofertados al ciudadano. Estamos acostumbrados a que solamente se tengan en cuenta el servicio de emergencias, o en temas relacionados a la seguridad vial en los municipios, pero la figura de la Policía Local va mucho más allá.
El problema radica, en mi opinión, en la falta de prioridad por establecer verdaderas políticas públicas de seguridad en el ámbito municipal. Si echamos la vista atrás y nos remontamos al periodo electoral (municipales), no observamos en los programas electorales políticas de seguridad municipales, todo queda en meras formulaciones o pretensiones de marcado carácter comunicativo, pero lo que en realidad importa, el sustento o fundamento que dé lugar a políticas serias de seguridad municipal, brillan por su ausencia.
A modo de ejemplo, la conocida como "Policía de Barrio", se nos viene a la mente el concepto típico al uso, el agente que se dedica a dar vueltas por su barrio denunciando los conocidos como "cargas y descargas" o atender a los ciudadanos del barrio… En este punto hay que destacar la conocida comoPolicía Comunitaria, va mucho más allá de lo antes descrito. La esencia de este sistema es estrechar las relaciones y la confianza entre la Policía Local y los vecinos de una comunidad, en este caso barrios. Este sistema ha tenido muchas dificultades en cuanto a su implantación en los diferentes municipios donde se ha apostado por él, en primer lugar al suponer una crítica a la labor tradicional de la Policía y ello genera desconfianza en este sistema desde dentro de la propia institución policial. Sin embargo, muchos son los beneficios obtenidos por un sistema que podría funcionar perfectamente en diferentes municipios de nuestra isla, en unión, eso sí, de otras técnicas en materia de táctica comunitaria. La mediación vecinal, en casos de conflictos privados en los que las policías locales asisten cuando son requeridas y donde los implicados tengan un papel fundamental en la propia resolución del conflicto. Otra herramienta utilizada con asiduidad en otros países, es el conocido como "vigilancia vecinal", muy utilizada en el modelo anglosajón y norteamericano durante los años 80, la misión de esta técnica consiste en implicar al máximo a los miembros de un vecindario impulsados y asistidos por la institución policial, se trata en definitiva de hacer que los vecinos colaboren, en tareas de información y detección de necesidades, reuniones mensuales con las diferentes asociaciones de vecinos por parte de la institución policial a modo de ejemplo.
Como vemos, existen diferentes modelos policiales, aquí nos hemos referido brevemente a uno de ellos.
Pero otra de las necesidades a tener en cuenta a corto plazo será la implantación de un sistema de calidad en cuanto al servicio prestado, no olvidemos que como servidores públicos la evaluación de la prestación de la demanda será fundamental para poder avanzar como institución y como servicio público.