En este segundo domingo de Cuaresma, contemplamos la transfiguración de Jesús en el monte Tabor. Este hecho prefigura anticipadamente la gloria de su resurrección. Ante la presencia de Pedro, Juan y Santiago, el aspecto de Jesús cambió y su vestido se volvió blanco, resplandeciente.
El Señor quería que sus discípulos y todos los que creeríamos en Él supiéramos que su Pasión no sería el final, sino el camino para llegar a la gloria. Jesucristo con su Transfiguración fortalece la fe de sus discípulos, mostrando en su humanidad la gloria que iba a tener después de la Resurrección. Dice el Evangelio que aparecieron dos hombres conversando con Jesús sobre su salida de este mundo, esto es, sobre su muerte. Aparecieron en forma gloriosa Moisés y Elías. Pedro dijo a Jesús: Maestro, que bien estamos aquí. Mientras decía esto, se formó una nube. Desde la nube salió una voz que decía. Este es mi Hijo, el elegido, escuchadle. Todo lo que Dios quiere decir a la humanidad lo ha dicho a través de Cristo. En el prólogo de la carta a los Hebreos, leemos: En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas. En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos ( Heb.1.1-2). Se trata de un himno que canta a la Palabra preexistente, creadora, conservadora y redentora, que, al final de los tiempos, se ha encarnado en Cristo, trayendo el mensaje divino definitivo.
Los cristianos, discípulos de Cristo, deseamos ardientemente anunciar a Cristo., a fin de llevar a todos los hombres a la fe en Él. Para toda persona la Buena Noticia es el anuncio de Jesucristo “ El Hijo de Dios vivo” ( Mt. 16,16), muerto y resucitado. Dios cumplió las promesas hechas a Abraham y a su descendencia, enviando a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la Ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva ( Gal.4, 4-5). Dios Padre nos ha dicho: Este es mi Hijo, escuchadle. Todo buen cristiano debe buscar a Jesucristo, encontrar a Jesucristo, amar a Jesucristo. También, como no, hablar de Jesucristo.