Atención! Esta es una historia para valientes. En el caso nuestro, para todos nosotros, pues el asunto trata como muchos de ustedes sabrán, de un descerebrado que va a toda leche por la carretera, con aspecto macarra y hortera, al más puro estilo de Siniestro Total, grupo musical no apto para pijos, repipis y ciudadanos con cuentas offshore en paraísos fiscales. Pues bien. El susodicho Mad Max, cuyo primer nombre en bretón moderno, significa loco, se pasa el día en la carretera, esquivando punkis que le persiguen vestidos de cuero con el culo al aire, y que le quieren robar imagino, a parte de su dignidad posterior, la gasolina y el coche, cuyo motor hay que decir, tira que se las pela, aunque sin conseguir su objetivo, como le acabará pasando a Izquierda Unida, por mucho que se junte con Podemos, Y a pesar de seguirlo por todas partes a donde va. Incluso a la cúpula del trueno, donde le estuvo esperando una morenaza de rizos llamada Tina. Turner para los amigos. Suerte tuvo el pollo de no conocer al Vaquilla, que ese sí que era experto en birlar loros y bugas – en esto del vocabulario he tenido que hacer un master para ponerme al día, ya que por más que he repasado el diccionario de María Moliner, no he pasado de radiocasete de cinta, vehículo de tracción y cosas así, que para un machote de la talla de un Mad Max no pegan ni con cola -. Porque cuando se va al volante de una tartana volante por una carretera plagada de obstáculos y tras una explosión nuclear en la tierra, de esas que hacen historia, sinceramente les digo que: O eres un machote, o te pisan la cabeza, que más o menos es lo que suele ocurrir en la confección de las listas electorales que elaboran los partidos políticos en cada campaña electoral, pues ocurre que, o sabes esquivar a tus adversarios, o te atropellan si no te apartas de su camino. Y como suele decirse también en bretón británico de nuevo- the truth is out there; o séase, que la verdad está allí fuera, aunque sin embargo yo pienso que más bien se encuentra escondida dentro, aunque luego acabe saliendo a la luz al más puro estilo de los papeles de Panamá, en donde siempre hay alguien que se chiva por unas perrillas, pues poderoso caballero es don dinero, pero no me hagan mucho caso, porque esto no es más que una frase sacada de contexto al más puro Expediente X, en donde por cierto su actor principal, Mulder además de ser un expedientado por decir cosas en las que creía a pies juntillas - a Jesucristo también le pasó algo similar, y ya ven como acabó- , fue un afamado artista del celuloide porno en donde ya saben que aquí lo que importan son ni más ni menos que las “dotes” de interpretación que uno pueda, nunca mejor dicho tener. En cualquiera de los casos y centrándonos en nuestra historia sobre Max, y viendo lo visto, comienzo a pensar que la cosa tampoco fue para tanto, ya que, ya me gustaría a mí, ver a este mozo en la carretera de Santa Eulalia en hora punta, intentando acceder a Jesús, y teniendo que lidiar con el contrincante vecino para que te ceda el puesto y puedas incorporarte al atasco como un buen samaritano. Crean me que aquí el pobre de Mad Max no es sino un pelagatos comparado con los lobos disfrazados de piel de cordero que abundan en nuestras escasas y concurridas carreteras, y que los punkis que le persiguen, independientemente de que estén más allá que “pa acá”, y estén menos cuerdos que las escasísimas cabras que han sobrevivido en Es Vedrà – ahora ya verán como llegan otros de nuevo y las acaban de joder-, sean unos santos, a pesar de que paseen sus traseros al aire, lo que no está para nada prohibido en nuestra isla, salvo la entrada a un local sin camiseta. Si va con el culo al aire es lo mismo. Y cuando hablo de aires no me estoy refiriendo a los “Aires Formenterencs” que esos sí que tienen lo que hay que tener, porque hay que decir que los de Formentera los tienen bien puestos y que en el mejor de los casos si a Mad Max se le hubiera visto circular en la carretera de la Mola acompañado de unos punkis, lo hubieran pelado vivo hasta las lagartijas. Esos sí que saben y no los de la islita vecina con nombre y sabor a pino, que son unos sufridores natos y hasta me atrevería a decir un tanto masocas, al permitir que nuestros políticos les atropellen constantemente con las depuradoras que se desbordan y huelen a mierda, las desalinizadoras que salinizan más que desalinizan, la basura se amontona allá por doquier, se legalizan viviendas en edificios comunes, ilegalizables, y ¡Cómo no! De las carreteras, por llamarlas de alguna forma, en donde llegar a un destino, se convierte en una meta imposible. ¿Mad Max, el machote de la carretera? ¡Y una leche! Para machotes, nosotros. Nosotros y los punkis que se atreven a ir con el culo al aire, a pesar de los riesgos que ello conlleva por nuestras carreteras.
OPINIÓN | Enrique Moreno Torres
Mad Max. El machote de la carretera
E. Moreno Torres | Eivissa |