El hecho de que las reservas de agua de Cala Llonga y Jesús se hayan reducido a la mitad en un mes ha sido confirmado por la directora general de Recursos Hídricos del Govern balear, Joana María Garau, explicando que este descenso es debido a la presión demográfica y a la escasez de lluvias. En realidad, todo indica que los acuíferos de nuestra isla han caído al 24 por ciento, el nivel más bajo de este siglo. Por lo que se refiere a Cala Llonga se ha pasado del 34% al 16%, mientras que en Jesús el nivel en mayo ha sido del 45% y resulta que un mes después, en junio, se ha situado en el 21%. Así los números, no cabe la menor duda de que hay grandes reducciones de los acuíferos de Santa Eulària. Naturalmente, en el momento que la desaladora de dicho municipio se ponga en marcha llegarán más caudales a diversas zonas de Santa Eulària, pero está por ver los metros cúbicos que se podrán bombear hacia Sant Josep, el municipio que ahora mismo necesita mucha agua potable para abastecer a la población residente y visitante, con el agravante de que en algunas zonas el agua que sale por grifos es salobre o casi salada. En suma, estamos a la espera de que el Govern balear pueda frenar la sobreexplotación del agua y recuperar los acuíferos de nuestra isla. Y no quiero ser agorero, pero parece ser que si continúa la sequía y también la presión demográfica la única solución pasa por poner en marcha (y quisiera equivocarme) otra depuradora en el municipio de Sant Josep. En fin, los técnicos del Govern balear tienen que dar respuesta rápida a la falta de agua potable que padecemos.
‘Party boats'
Es muy buena noticia que el Parlament de Balears haya aprobado la ley que controla los 'party boats', que vienen a ser unas discotecas flotantes, hasta el punto que la diputada Sylvia Tur ha manifestado que “se acaba la fiesta vía ‘party boats'”, celebrando así que la nueva normativa prohíba este tipo de embarcaciones en los espacios protegidos como Ses Salines, y en otras zonas costeras de las islas de Eivissa y de Formentera. Sin lugar a dudas, el Parlament ha puesto coto a la proliferación de las “excursiones” marítimas que, con altos volúmenes musicales, molestaban a miles de personas que viven cerca de la costa y a las que van a las playas y a las calas para disfrutar de sus vacaciones y poder descansar.