Votar en conciencia

La diputada socialista Sofía Hernanz, al igual que su compañero Pere Joan Pons, se encuentra entre la espada y la pared. El PSIB les ha dado instrucciones para votar en contra de la investidura de Mariano Rajoy, que además es lo que considera Hernanz que hay que hacer en todo caso por coherencia con los votantes. Pero el PSOE le acucia para votar conforme decidió la mayoría del Comité Federal, de modo que en la primera votación se opusieran a la investidura de Rajoy y en la segunda votación se abstuvieran con el objetivo de evitar unas terceras elecciones generales que mermarían con mucho el número de diputados del Grupo Socialista. Nada hay peor que votar sobre algo trascendente, como es nombrar un nuevo presidente del Gobierno, en contra de lo que dicta tu propia conciencia. Ante esto, empatizo con los diputados socialistas porque hacer presidente a Rajoy, aunque sea con una abstención, es tragarse un sapo que nadie querría para sí. Pero no es menos cierto que la mayoría del Comité Federal considera justamente que eso es lo que hay que hacer y que, aún a disgusto, es lo mejor para el país y para el PSOE. Ambas partes tienen razón y ambas se enfrentan a una votación que nadie querría tener que afrontar, pero lo cierto es que no queda más remedio que coger el toro por los cuernos y votar en conciencia, asumiendo las consecuencias que se deriven de ello. Me decía Sofía Hernanz en Madrid que no pueden hacer otra cosa que agarrarse a su coherencia, porque sin eso ya no les quedará nada. Y aunque yo le pregunté si no tenía ninguna duda, por pequeña que fuera, me respondió rotunda que no, y que ojalá la tuviera. Eso le permitiría hacer otra cosa distinta a votar en contra de Rajoy, pero no es el caso. Al final, uno tiene que obrar según le dicta su conciencia y sus convicciones, porque lo importante es poder mirar a la cara a quienes te han votado y conciliar el sueño del tirón.