Con lo mucho que puede hacer un buen político para adecentar la vida de sus votantes, parece que se pasan el día intentando cambiarle la denominación a todo. Que si Vara de Rey, que si ahora la Alameda. Son capaces hasta de cambiarle el nombre a su Isla tras una asamblea de vecinos. Que si Palma ahora se va a llamar Palma a secas, sin Mallorca, dado que Mallorca tiene su espacio y no depende de Palma. Conjeturas mentales que demuestra como el contribuyente paga impuestos para alimentar las naderías de cuatro políticos enterados que están todo el día anatemizando la toponimia y el nomenclátor. Ahora en la isla de al lado están currando de lo lindo para cambiarle el nombre al aeropuerto de Palma (con) Mallorca (o sin; que ya Palma parece un bitter kas) y quieren ponerle el nombre del Dr. Iluminado, no aeropuerto Dr. Iluminado que era el sobrenombre que tenía Llull sino aeropuerto Ramon Llull. No es más claro dejar las cosas como están dado que Palma de Mallorca no es nombre de facha ni de memoria histórica (que yo sepa) y se puede quedar en aeropuerto de Palma de Mallorca o como hasta ahora aeropuerto de Son Sant Joan. Hay que ir a lo sencillo, a la denominación de lugar. Lo más divertido es que cuando se aterriza en el aeropuerto palmesano se pasa encima del montecillo de Randa y seguro que nadie se acuerda de Ramon Llull y lo gracioso es que acabamos de celebrar los 700 años de Lulio y apenas se han acordado de él las autoridades culturales, ha sido cosa de cuatro buenos amigos míos lulistas. Propuestas mías: aeropuerto Boleros Mallorquines, aeropuerto Ensaimada d. o., Aeropuerto Aterriza Como Puedas, Aeropuerto Welcome Refugees.
OPINIÓN | Jesús García Marín
No se están quietos
J. García Marín | Eivissa |