Aún no me he repuesto de las declaraciones de Jaume Ferrer, presidente del Consell de Formentera, a propósito de la contratación en tres ocasiones del despacho de arquitectos de Rotterdam para hacer tres estudios urbanísticos sobre la isla. Resulta que este gabinete, como han informado en solitario este periódico y la TEF, es del cuñado del gerente del Consell, Isidor Torres, y donde también trabaja su hermana. Ferrer reconoce que él sabía el parentesco de este estudio con el gerente. Si es así, ¿a qué viene amenazar con querellas contra el portavoz del PP por insinuar que se beneficiaba a amigos y familiares? Si todo lo dicho por Alcaraz se ha confirmado e incluso se ha quedado corto, ¿para qué sigue el presidente de Formentera amenazando con querellas que, en caso de presentarlas, no harían más que provocar carcajadas al juez que lo instruyese?
Decía Ferrer que la contratación del cuñado se aprobó en 2013 y que nadie dijo nada. Efectivamente, nadie se enteró. Y los que se enteraron lo ocultaron, algo que sospecho que es lo que suele ocurrir en Formentera con temas vinculados al gobierno del señor Ferrer. Pero Ferrer olvida decir que también se contrató a la empresa de Rotterdam en 2016, ya con el gerente en su puesto, y que ahora se ha vuelto a contratar. Todo esto se ha sabido gracias a este periódico y a TEF. Para Ferrer, evidentemente, el tema está cerrado. Para nosotros no, ni mucho menos. Hay mucho que decir, depurar responsabilidades, y conocer más contratos a dedo a amigos y familiares. Ya puede Isidor Torres sacar noticias mías del año 1994 o de hace un mes (espero que la próxima vez lo haga con más acierto), pero tanto él como Ferrer cobran para hacer las cosas bien y nosotros, aunque no lo entiendan, para informar.