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OPINIÓN | Julia Navarro

Cataluña, solo Cataluña

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Cataluña. Cataluña. Cataluña. Cataluña... No sé si se han dado cuenta, supongo que sí, pero llevamos meses en que tanto los periódicos como los informativos de radio y televisión giran sobre Cataluña, o mejor dicho sobre la convocatoria del referéndum para el 1 de octubre.

Cataluña es la mayor preocupación que ocupa a ciudadanos comunes y a la clase política, salvo la catástrofe causada por el paso del Huracán Irma por el Caribe. Y las noticias se suceden sin cesar.

Incluso los madrileños nos hemos enterado que hay un grupo de entre nosotros que se denomina «Madrileños por el derecho a decidir» que pretendían celebrar un acto en un local del ayuntamiento a mayor gloria del referéndum. Claro que un juez ha suspendido cautelarmente ese acto que se iba a celebrar el próximo domingo. La verdad sea dicha no parece muy lógico que se celebre en un local del ayuntamiento un acto de apoyo a un referéndum ilegal. Claro que también es para nota la justificación de la concejal de Arganzuela, distrito donde se iba a celebrar el acto de apoyo a la independencia de Cataluña, esgrimiendo el argumento de que el referéndum cuenta «con la aceptación popular generalizada». ¡Toma ya! Y los demás sin enterarnos.

Que los concejales podemitas hayan avalado dicho acto no sorprende, pero que la portavoz socialista en el ayuntamiento de Madrid, doña Purificación Causapié, tampoco tuviera nada que objetar, es otro de esos errores que viene cometiendo el PSOE.

Tampoco comprendo que Pedro Sánchez haya dejado dicho que el pacto municipal de los socialistas catalanes con Ada Colau se mantendrá hasta el final pase lo que pase. ¿Incluso si la señora Colau se salta a la torera los dictámenes del Tribunal Constitucional?

Y esto sucede al mismo tiempo que más de un centenar de alcaldes socialistas de distintas poblaciones de Cataluña han alzado su voz para denunciar el acoso de la Generalitat para que cedan espacios municipales para el Referéndum. La actitud de los alcaldes es más que loable.

El caso es que según nos acercamos al día 1 de octubre Cataluña ocupara más y más, como no puede ser ni debe ser de otra manera, los espacios en los medios de comunicación.

Un día por una ocurrencia de algún concejal madrileño, otro por una orden de la Fiscalía de Cataluña, o una disposición del Tribunal Constitucional, amen de las declaraciones de unos y de otros. Lo peor es que parece haber consenso general en que hasta que no pase la fatídica fecha del 1 de octubre no hay nada que hacer, es decir nadie va al parecer a mover ficha. Todos los comentarios apuntan a que será a partir del 2 de octubre cuando se podrán tomar decisiones y empezar a hablar. Hasta entonces habrá que seguir asistiendo a las declaraciones desaforadas del Presidente Puigdemont, a las más melifluas pero igualmente capciosas del vicepresidente Junqueras, a las actuaciones arbitrarias de la presidenta del Parlamento catalán, señora Forcadell, a los desafíos del conseller Turoll y del jefe de los «Mossos», etc, etc, etc. Sin olvidarnos de la CUP que es quién marca la agenda y lleva del ronzal a Puigdemont y compañía.

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