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OPINIÓN | Cayetano González

La candidatura de Arrimadas

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Aunque sólo hayan pasado ocho días desde las elecciones autonómicas catalanas celebradas el pasado día 21, y con la Nochebuena y la Navidad de por medio, las piezas del complicado puzle catalán se han empezado a mover, porque los plazos para la constitución del Parlamento y la sesión de investidura para elegir al Presidente de la Generalitat están tasados y avanzan de forma inexorable.

Uno de los puntos de polémica en los últimos días tiene como protagonista a la candidata del partido que tuvo más votos y escaños en las citadas elecciones: Inés Arrimadas, cabeza de lista de Ciudadanos. El PP, el PSOE y hasta la patronal empresarial de Cataluña han exigido a la candidata naranja que hable con los partidos y que intente formar gobierno en su calidad de vencedora en las urnas. Y esto a pesar de que todo el mundo sabe que los números no dan, porque la suma de los tres partidos denominados constitucionalistas -Ciudadanos, populares y socialistas- es de 57 escaños, muy lejos de mayoría absoluta, que en el Parlamento de Cataluña está tasada en los 68.

Resulta un tanto chocante que sea precisamente el PP quien exija a Inés Arrimadas que se mueva y no renuncie a someterse a la investidura, cuando no hace tanto tiempo fue el propio Rajoy el que tras ser el más votado en las elecciones generales de diciembre de 2015, declinó la propuesta del Rey Felipe VI de ir a la investidura, argumentando el mismo hecho que se da ahora en el caso de Arrimadas: que no tenía los apoyos suficientes. Pero ya se sabe que las incongruencias y las contradicciones en los partidos políticos es el pan nuestro de cada día. Pero aunque los números no den, pienso que la candidata de Ciudadanos sí debía dar un paso al frente y presentarse a la investidura. Y esto por varios motivos: por un lado, es la primera vez que un partido constitucionalista gana unas elecciones autonómicas en Cataluña. En este sentido, la plataforma mediática -en Cataluña y fuera de ella- que supone una sesión de investidura sería una magnífica oportunidad para explicar y exponer a la opinión pública cual sería el proyecto político de una hipotética Presidenta de la Generalitat que cree que Cataluña forma parte de España, de la Europa del siglo XXI, y como se puede gobernar para todos los catalanes, sean independentistas o no. De paso, si Arrimadas se sometiera a la investidura obligaría a retratarse a partidos como el PSC o a la marca catalana de Podemos. En el caso del primer han mostrado desde hace tiempo veleidades nacionalistas y en el segundo, una posición favorable al derecho a decidir y en contra de la aplicación del artículo 155. Arrimadas no sumará los suficientes apoyos para ser investida presidenta, pero no puede renunciar a llevar, como fuerza más votada, la iniciativa política, no dejando esta de forma exclusiva en manos de los independentistas.

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