Hace mucho que vengo diciendo que Baleares, como autonomía, como Gobierno balear, no pinta nada en Madrid. Y Canarias, que permite la gobernalidad del PP con escuálidos votos, sí pinta y mucho. Pese a ser una comunidad rica que aporta mucho más de lo que recibe, el Govern balear es incapaz de hacerse valer en negociaciones estatales de calado. Pienso que están en las cosas veredes, en la corrección política y flaútica del día a día, en parecer muy ecosoberanistas, pero no están en los temas que de verdad interesan y forjan la vida cotidiana de los baleares. Un ejemplo lo tenemos en los vuelos interinsulares que tienen una tarifa más barata para los residentes en Baleares, pero ello no lo consiguió la Armengol o el Biel Barceló, sino porque los canarios lo consiguieron a golpe de o me das esto o no te estabilizo, Rajoy, como presidente. Y ahora vuelve a pasar lo mismo: las subvenciones europeas para las energías renovables se las lleva toda Canarias y aquí que nos zurzan porque nuestro principal foco de atención está en prohibir los toros, las terrazas, los apartamentos y en que los médicos hablen catalán de Barcelona. En esta España de taifas centrífuga e insolidaria en la que hay sitios con distinto tratamiento fiscal, otros a rebosar de subvencionados, otros que dedican el dinero malversado a iluminar un procés interminable y otros incapaces de negociar nada, está claro que quien no llora no mama, y Baleares no llora y, desde luego no mama mientras otros cardan la lana. Luego nos vendrán con la eterna letanía: Madrid no nos da nada o hasta nos roba, y vosotros ¿para qué cobráis? Pues para negociar con inteligencia política y sacar del Centralismo lo que otros sacan y con creces.
OPINIÓN | Jesús García Marín
Llorar y no mamar
J. García Marín | Eivissa |