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OPINIÓN / Jesús García Marín

Los pactos de Galapagar

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Dado que dos de la anticasta, a costa de presumir de defender a desahuciados y pobres, pueden acceder a la hipoteca sustanciosa de un chalé en Galapagar.

Dado que ellos pueden, y los demás no podemos y mientras vemos, en lo que concierne a la casta, que el PP era la cueva de Alí Babá y con mas de 40 chorizos y encima se nos aparece el Zaplana aquel de las puertas giratorias.

Ante tal panorama tan cutre, tan inmerecido por los españoles, aparece el prestidigitador Sánchez, un chamarilero que jamas imaginábamos que iba a presidir el PSOE de Besteiro o de González o de Alfonso y quiere aprovechar la coyuntura para cargarse hasta al apuntador y para que los españoles lo vean como a ese nuevo Rasputín que, con Torras, nos va a solucionar la vida y la hacienda. No nos merecemos a estos politicastros.

De otro lado Ciudadanos no puede quedarse con las manos cruzadas, ni debería hacerlo con el PP, ni tampoco con el PSOE de Andalucía que tiene otro buen caso de corrupción, chorizar a los parados, pendiente de sentencia.

Y luego viene el verdadero problema: tras pasar una crisis económica impresionante y tras, por fin, aprobarse los presupuestos, ¿cómo hacemos para que el país no se desestabilice, no nos pegue un susto la bolsa y no creemos un caldo de cultivo para una nueva crisis y para que unos antisistema bolivarianos conviertan a un país tan viejo y tan potente como España en una autocracia y en un páramo?

Claro que se podrían hacer los pactos de Galapagar, como aquellos de la Moncloa, en la casa de Pablo, que hay sitio allí para negociar ancho y tendido: Rajoy, Sánchez, Rivera, juntaos en la casa de Pablo y arreglar este desastroso país que cada día construís todos vosotros.

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