Van saliendo encuestas que van dejando en ridículo al CIS y a su chef mayor, el neomarxista Tezanos que hace unas semanas nos sorprendía a todos con una demoscopia en la que «demostraba» el avance imparable de su jefe partidario, el doctor Sánchez. Vamos, que ni los panzers de Hitler en Rusia. Está claro que esos datos demoscópicos no cuadran para nada con la realidad del país: ralentización del crecimiento económico, subida de impuestos y compincheo de la Nomenclatura con independentistas y todo lo demás, más los escándalos de los ministros y, ¡qué leches!, lo mal que se expresan y hablan el español, que eso nos debería avergonzar a todos. ¿Cómo es posible que la vice-abogada del Estado, el Marlaska y la Delgado, más Pizzit & Dixit, la Celaá vapuleen y malbaraten tanto la lengua de Cervantes? La encuesta tezaniana que es nacional parece que no pega ni con cola con la que hace unas semanas publicó Periódico de Ibiza y Formentera en la que se apunta una victoria de la llamada ala derecha ibicenca, y la que se acaba de publicar el fin de semana el Ayuntamiento de Vila. Ambas encuestas apuntan a que la gente comienza a cansarse de la política de gestos y pajas mentales máximas y quiere volver a cierta praxis. Será cuando llegue el otro bando, el momento adecuado para exigirle a la casta que no repitan los pecados del pasado, que no manguen, que hagan la política adecuada para que el país no se nos llene de echeniques, pisanellos y cantamañanas. Es decir, que los políticos se dediquen no a arreglar la historia, ni la moral, ni las tumbas, ni la propiedad que no es suya, sino a planificar lo importante, a hacer gestión, a arreglar el sistema de alcantarillado de la isla, a modernizar las infraestructuras y no a valtonyzarnos a todos.
Opinión/Jesús García Marín
Demoscopia ibicenca
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