Eivissa, centro turístico mundial, ofrece durante todo el año, pero especialmente en la temporada estival, una vergonzante imagen en los tiempos que corren; y me estoy refiriendo al espectáculo dantesco que supone el punto de llegada y salida de la ciudad, de todas las lineas de autobuses de la isla.
Que Isidoro Macabich, siga siendo la eternamente improvisada estación de autobuses, es realmente lamentable; sobre todo si tenemos en cuenta que desde hace cinco años hay una nueva estación que a día de hoy sigue sin ponerse en funcionamiento, el Cetis.
Cabe recordar que se trata de una infraestructura que en 2013 inicio su actividad y a finales del mismo año, la misma fue suspendida por el Consell Insular. Y así sigue inexplicablemente mas de cinco años después.
Se han ido sucediendo diferentes argumentos para tratar de justificar la inactividad de la citada estación, que si deficiencias en el diseño, que si problemas de maniobrabilidad, que si cuestiones de seguridad, que si incumplimientos técnicos, etc...; y a día de hoy la estación de autobuses, sigue siendo la avenida Isisdoro Macabich. Y todas estas argumentaciones ya suenan más a broma, que al motivo real de que el Cetis siga sin abrir.
Lo cierto, es que esta infraestructura ha sido siempre motivo de conflicto entre dos administraciones públicas, el Ayuntamiento de Eivissa y el Consell Insular. Y cualquiera que no sepa como están las cosas por nuestra isla, lo primero que pensaría es que en el fondo lo que subyace, es un conflicto entre partidos políticos de distinto color y nada mas lejos de la realidad.
Cuando se inicio la discrepancia entre ambas administraciones, ambas tenían al frente responsables del PP. Desde 2015, esas dos mismas instituciones están gobernadas por los socialistas. Y visto lo visto, queda meridianamente claro que no se trata de un conflicto de intereses entre dos partidos distintos.
Resulta incomprensible que aparentemente, no haya habido voluntad suficiente para aparcar cualquier tipo de personalismo, ya sea político, social o de cualquier otra índole; y no se haya podido ver que la prioridad es otra. Nadie entiende, que algo tan necesario para la capital de la isla, como es una estación de autobuses, este construida y sin ninguna utilidad.
En una situación como esta, siempre debería primar el interés social, no la capacidad de vetar por parte de unos y otros. Cabía ya hace años una forma distinta de actuar y que básicamente requería de voluntad y decisión política. Desde que surgieron las primeras discrepancias, debería haberse convocado una cumbre entre las dos instituciones, con políticos y técnicos y no haberse levantado de la mesa, hasta llegar a un pleno acuerdo. Realizar un listado completo de irregularidades detectadas y las posibles soluciones para resolverlas. Habría que haber evitado el rosario de discrepancias durante años. Por el bien de todos, habría sido mucho mejor pasar un mal trago una sola vez, que como ha ocurrido, mantener una vergüenza sostenida año tras año.
Lo que la sociedad espera de los políticos, ya sean conservadores o progresistas, es que tomen decisiones. Y no creo pensar de forma muy distinta de la mayoría, si digo, siéntense y resuelvan de una vez esta triste y ridícula situación.